Carlos Tavares, CEO de la recién creada Stellantis, muestra su preocupación por los costes de fabricación y los precios de venta de los coches eléctricos en el futuro. Según él, los gobiernos deben garantizar que sigan siendo asequibles para los compradores, pero también rentables para los fabricantes. Por eso, es crítico con la decisión de depender únicamente de la electricidad y pide responsabilidad a aquellos que se encargan de tomar decisiones.
El evento Future of the Car, organizado por el Financial Times, ha sido el escenario en el que Carlos Tavares ha mostrado su escepticismo en relación con el devenir de la industria del automóvil. "Creo que podríamos haber sido más eficientes con varias tecnologías y no con una sola", ha advertido.
Vehículos asequibles
Para mantener una movilidad limpia y asequible que tenga un impacto significativo en la cantidad de toneladas de CO2 que se emiten "no solo es necesario poner coches eléctricos a la venta, sino que se necesitan personas que quieran comprarlos y puedan pagarlos". Si no se logra que esos vehículos sean asequibles, "impactaremos sobre la libertad de su movilidad y será un gran problema para las democracias modernas".
Según el dirigente portugués, las emisiones de CO2 han de ser consideradas en todo el ciclo de vida de los automóviles, "si hacemos que la movilidad futura solo sea asequible para los ricos, tendremos una flota de coches viejos que seguirán siendo muy contaminantes".
Las materias primas cobran importancia
Para el CEO de Stellantis, los gobiernos deben anticipar las necesidades materiales que se van a producir en los próximos años. "En una década, los dispositivos de movilidad serán entre 300 y 500 kilos más pesados que hoy, lo que posiblemente provocará desabastecimientos de materiales".
En este sentido, Tavares ha sido muy claro con las responsabilidades de cada uno: "Nuestro objetivo es hacer las cosas bien, cumplir los objetivos y contribuir a reducir las emisiones globales, pero nadie debería olvidar de dónde vienen las decisiones, que no es desde la industria automotriz. No tengo ningún problema con eso, pero tienes que entender la ciencia: el análisis del ciclo de vida completo".
El impacto social y ambiental
Para Tavares, el problema es tanto ambiental como social. Su temor es que las personas con recursos limitados no puedan comprar un automóvil que respete las nuevas leyes. Sin embargo, si el mercado consigue expandirse y florecer porque los precios son bajos, el impacto ambiental será significativo.
"Existe un fuerte vínculo entre la libertad de movilidad, el estilo de vida, las leyes y los vehículos de bajas emisiones". Los gobiernos tienen poder para impactar sobre la libertad de la movilidad para propiciar el mercado de los vehículos eléctricos. "Pueden hacer esto de la noche a la mañana prohibiendo ciertos tipos de motores: en este caso, tendrás que ir a la oficina en bicicleta o comprar un vehículo eléctrico".
Si la industria ofrece vehículos asequibles, seguros y limpios, "la huella de carbono de los procesos de fabricación no cambiará, ya que el tamaño del mercado será similar o mayor". Pero si no es así, y los vehículos están alejados del mercado de masas, "afectará el tamaño del mercado, por lo que tendremos que ajustar la huella de fabricación".
Tecnologías para coches eléctricos
Tavares cree que las tecnologías con las que ya cuenta Stellantis y las que vendrán en un futuro optimizarán los procesos de fabricación de los coches eléctricos. Cree que la reducción de costes no será difícil de lograr. Las marcas de Stellantis, que provienen de los grupos FCA y PSA tiene la tecnología para lograrlo.
Pero el CEO está especialmente preocupado por las consecuencias para el público en general. "¿Cómo proteger a la clase media que no puede permitirse un vehículo eléctrico a 30.000 euros?" Ese es el gran dilema que ha puesto sobre la mesa Carlos Tavares.
La caída de los márgenes de beneficio y el empleo
Stellantis cuenta con las infraestructuras y la formación para asumir la transición a la electrificación. Sin embargo, Tavares recuerda que el margen de beneficio para el fabricante debe formar parte de la ecuación. Si los precios bajan, tiene que ser gracias a una reducción de costes para los fabricantes. "Si no podemos proteger los márgenes de los coches eléctricos, habrá consecuencias en forma de reestructuración de plantillas", advierte el directivo.
"En Stellantis, queremos controlar los costos y proteger los márgenes que tenemos actualmente en los vehículos de combustión. Si tenemos éxito, no habrá consecuencias sociales significativas. Existe la posibilidad de que tengamos éxito en 2025, pero aún queda mucho trabajo por hacer para lograrlo. No estoy seguro de que todos los fabricantes sean capaces de ser competitivos. El desafío no es cero emisiones, sino el de un precio asequible, márgenes protegidos y evitar consecuencias sociales", concluye Tavares.