Ensamblar vehículos eléctricos no es igual que ensamblar miles de millones de teléfonos inteligentes, pero Foxconn quiere replicar su modelo de ensamblador para terceros igual que ha hecho durante años con el iPhone de Apple. Y sus objetivos no son precisamente modestos: quieren fabricar la mitad de todos los coches eléctricos que se hagan en el mundo.
Foxconn, llamada formalmente Hon Hai Precision Industry Co Ltd, es una enorme compañía taiwanesa que, entre otras cosas, ha sido durante años (y sigue siendo) fabricante del famoso iPhone de Apple. Con la nueva era del vehículo eléctrico, ahora también quiere convertirse en fabricante de vehículos a pilas para las principales marcas a nivel mundial.
Para ello, Foxconn cuenta con una plataforma modular y escalable para vehículos eléctricos. Se llama 'Mobility in Harmony' y la compañía suele referirse a ella como una especie de sistema Android para vehículos eléctricos. La idea es que sirva como una base fácilmente adaptable a cualquier vehículo eléctrico de cualquier marca que lo necesite. Esto reduce la diversidad técnica pero también los costes de producción.
Según ha declarado a Reuters el director de producto de Foxconn, Jerry Hsiao, la compañía quiere crear ese tipo de ecosistema "para que cualquiera" pueda decir «quiero hacer un automóvil» y pueda materializarlo recurriendo a Foxconn. Puso como ejemplo a United Airlines, una de las mayores aerolíneas del mundo, cuyo negocio no está relacionado con la industria automotriz y, por tanto, desarrollar un turismo no es algo que, en principio, entre en sus planes.
Como decíamos al principio, los planes de Foxconn son ambiciosos. La compañía tiene como objetivo acaparar el 5% del mercado mundial de vehículos eléctricos y sus componentes para 2025, cuyo volumen de negocio se estima en unos 33.000 millones de dólares. Suponiendo que una quinta parte de la producción mundial de coches son totalmente eléctricos 2025, el volumen de Foxconn sería de unos 900.000 vehículos fabricados al año. El objetivo a más largo plazo es llegar a fabricar casi la mitad de todos los coches eléctricos del mundo.
La subcontratación de vehículos eléctricos supondrá una parte importante del negocio en los próximos años. Según estimaciones de Goldman Sachs, en 2025 se fabricarán unos 800.000 vehículos eléctricos mediante subcontratación. Para el año 2030, estiman una producción de 3,2 millones de vehículos eléctricos mediante este tipo de fabricación con terceros, con un volumen de negocio estimado en 144.000 millones de dólares (unos 134.000 millones de euros).
Foxconn ahora necesita buscar clientes que quieran subcontratar la fabricación de sus vehículos. La compañía taiwanesa es propietaria de una antigua fábrica de General Motors en Ohio (Estados Unidos), una planta capaz de producir 330.000 vehículos al año. Actualmente, ahí se fabrica la pick-up eléctrica de Lordstown Motors y esperan hacer lo propio con el Fisker Ocean; en ambos casos, se trata de modelos de muy baja producción que apenas utilizan una pequeña parte de la capacidad productiva de la planta. Sin embargo, Foxconn ha dicho recientemente que aspira a construir unos 300.000 vehículos eléctricos en esa fábrica, para lo cual están buscando un cliente "en el rango de los 250.000 vehículos o más" que les asegure gran parte de la producción, y el resto lo cubrirán con otros modelos de nicho. El Grupo Volkswagen podría ser el primer gran cliente, pues se rumorea que ambas partes están en conversaciones para fabricar los coches de Scout, la nueva marca de todoterrenos eléctricos del grupo alemán.
La subcontratación es algo a la orden del día en la industria del automóvil. Aunque la metodología es diferente a la que plantea Foxconn, en Europa son muy conocidos los casos de Magna Styer (Austria) y Valmet (Finlandia). La primera ensambla el Mercedes-Benz Clase G, el Jaguar I-Pace eléctrico y algunas versiones del BMW Serie 5, entre otros modelos. Por su parte, Valment ensambla modelos de Mercedes-AMG y tenía previsto fabricar el coche eléctrico solar de Lightyear, antes de que la compañía anunciase su quiebra.
En cualquier caso, no sería el primer acercamiento de Foxconn a la industria del automóvil ni a la de componentes. Además de la adquisición de la antigua fábrica de General Motors en Ohio y las negociaciones con Volkswagen, Foxconn también ha presentado sus propios coches eléctricos y suministra piezas a fabricantes como Tesla. La compañía taiwanesa fabrica, entre otras cosas, módulos de cámaras y sus propios semiconductores, lo cual le coloca en una posición ventajosa. La misma Stellantis, uno de los mayores grupos automovilísticos del mundo, recurrió a Foxconn en plena crisis de semiconductores para asegurarse una parte del suministro. "Probablemente [Foxconn] pueda comprar cosas más baratas que nadie en el mundo", según Raymond Tsang, de la consultora Bain & Company.