España, a día de hoy, es uno de los países donde el coche eléctrico no es todavía una de las mecánicas más populares Apenas el 5,5% de los vehículos que circulan por nuestro país son eléctricos, lejos de la media europea de casi el 15%. Pero, ¿a qué se debe este bajo interés en España? Desde la asociación Transport & Environment se han hecho esta misma pregunta y han dado con la respuesta: los beneficios e incentivos no son suficientes.
A este estudio se une también la ya conocida sensación de muchos clientes potenciales sobre los actuales coches eléctricos, a los que califican de caros, con poca autonomía, así como los propios puntos de recarga, que se ven como escasos. Esto aplica directamente al conocido síndrome de ansiedad por autonomía. Sin embargo, desde la mencionada asociación ponen el foco también en otros aspectos.
La fiscalidad en España no es apropiada para los eléctricos
Según Transport & Environment, adquirir un vehículo térmico tiene más beneficios fiscales que un eléctrico. Concretamente, afirman que España es uno de los países europeos con menores impuestos sobre los carburantes (pese a ser de alrededor de un 50%) y sobre los vehículos con motor de combustión. Estos hechos dificultan la opción del vehículo eléctrico, ya que “se le está pidiendo al usuario que haga un esfuerzo extra para la compra de un vehículo limpio y no se le está ofreciendo a cambio un beneficio fiscal”, aseguran.
En el informe se ha comparado directamente las cifras de España con las de Portugal. El país vecino, a pesar de contar con una renta per cápita más baja, presenta a día de hoy un porcentaje del 17,3% en cuanto a matriculación de coches eléctricos, frente al 5,5% de España.
Poniendo como eje central un vehículo del segmento C, en España un modelo de gasolina cuenta con una carga fiscal tras cuatro años de uso de 22.665 €, mientras que en Portugal son 36.582 €. Una notable diferencia. En un vehículo eléctrico, sin embargo, tras el mismo periodo de uso, España presenta una carga fiscal de 14.054 €, mientras que en Portugal es de apenas 22 €. Este gran escalón llega por la eliminación total del impuesto de matriculación en Portugal, así como la deducción del IVA del precio del vehículo en la renta del año siguiente.
“El primer paso para que España rejuvenezca su parque automovilístico e impulse la venta de vehículos puramente eléctricos, no es otro que modernizar su fiscalidad. Actualmente, no existen los incentivos necesarios, o bien no son los suficientemente atractivos para compensar el mayor desembolso que las personas tienen que acometer a la hora de adquirir un vehículo cero emisiones”, afirmó Óscar Pulido, responsable de electrificación de flotas en T&E.
“Una fiscalidad bien diseñada es una de las mejores herramientas para descarbonizar el transporte. Como segundo productor de automóviles de Europa, España debe predicar con el ejemplo y, por eso mismo, abogamos al Gobierno a llevar a cabo urgentemente los cambios necesarios que remen en esta dirección”, concluyó el responsable.
Queda claro que España debe apuntar más hacia los beneficios fiscales en la compra de un vehículo eléctrico. A día de hoy, como ya es conocido, existe el Plan MOVES III por el que se puede descontar hasta 7.000 euros del precio total del vehículo, siempre y cuando se cumplan todos los puntos. Esto, claramente, no es suficiente. Además de los ya mencionados beneficios fiscales, de forma paralela, desde T&E también aseguran que debería crecer la infraestructura de recarga en el país.