El Gobierno americano insta a las marcas automovilísticas a ponerse las pilas para que los usuarios vean factible la compra de vehículos eléctricos, y que sus ventas copen un 40 % del total para el año 2040. A cambio, los fabricantes exigen a La Casa Blanca mayores subsidios y ayudas para promover la renovación del parque automovilístico y, sobre todo, mayores fondos para infraestructuras de recarga.
En Europa ya nos hicimos eco hace unas semanas de la propuesta para eliminar por completo la posibilidad de adquirir un vehículo que no fuera eléctrico en el año 2035. Un paso quizás algo arriesgado, pero que tarde o temprano terminará por instaurarse. En Estados Unidos también atacan al vehículo movido por combustibles fósiles aunque, a decir verdad, aquí son bastante más cautos y dan cierto margen a los fabricantes.
Como he dicho, el gobierno estadounidense proporciona cierta maniobrabilidad a las distintas marcas, por lo que la práctica mayoría estaría de acuerdo con este movimiento, siempre y cuando desde el gobierno se comprometan a proporcionar ayudas para promover la comercialización de vehículos eléctricos, e instaurar una red de recarga fiable y de calidad.
Este plan establecería unas bases para el desarrollo, fabricación y venta de vehículos eléctricos, algo que, por el momento, las marcas americanas no han especificado. Sí que tienen proyectos e ideas, pero aún no se han arriesgado a proporcionar un dato de electrificación de su gama para un año concreto como sí han hecho numerosas marcas europeas o asiáticas.
Aunque, por el momento, no exista un acuerdo establecido oficialmente, grupos como General Motors se encuentran a la espera de poder iniciar las negociaciones con el gobierno americano. Otros fabricantes como Stellantis no han hecho comentarios por el momento sobre esto, mientras que desde Ford ya anunciaron que para el año 2030, al menos el 40 % de sus vehículos globales serán completamente eléctricos.
Brian Rothenberg, portavoz de UAW (United Auto Workers), el sindicato de trabajadores del sector del vehículo en Estados Unidos y Canadá, confesó que ellos ya se encuentran en conversaciones con los diferentes fabricantes de automóviles y la propia Casa Blanca, y admite que aún no se ha llegado a un acuerdo firme, aunque no están lejos de lograrlo.
Dichas conversaciones aún se encuentran en un estado inicial. En el momento en el que la Casa Blanca llegue a un acuerdo oficial con los diferentes fabricantes de vehículos, esta se comprometería a generar un importante apoyo con el que fomentar las infraestructuras y redes de recarga a través de una inversión de 550.000 millones de dólares, cuantía que ya ha sido aceptada por el Senado americano. De ahí, 7.500 millones de dólares irían destinados directamente a empresas especializadas que se encargarían de llevar a cabo el desarrollo de cargadores para vehículos eléctricos alrededor de todo el país.
Esta inversión duplicaría el coste actual de los servicios públicos del total del país. Los analistas ya aseguraron que sería necesaria una inversión de 87 mil millones de dólares a lo largo de esta década, para poder afrontar un desarrollo viable de los servicios de recarga de vehículos eléctricos, ya fueran coches o incluso camiones. Esto sería sustancial para poder abordar los planes del actual ejecutivo para disminuir a la mitad la cantidad de gases nocivos emitidos a la atmósfera.