Uno de los valores importantes que destacar a la hora de hacerse con un coche eléctrico (o no eléctrico) nuevo, puede ser su valor de mercado más allá del precio de compra inicial. Pero, ¿qué coche eléctrico es el que cuenta con una depreciación más alta o más baja en el mercado de segunda mano? Una pista: ambos casos se dan en la compañía de modelos eléctricos más famosa del mundo regentada por Elon Musk.
Según afirma un estudio publicado por iSeeCars: “Los vehículos eléctricos son el segmento que peor mantiene su valor, perdiendo un 49,1%en cinco años. Las pick-ups y los híbridos retienen el mayor valor, perdiendo sólo el 35% y el 37%, respectivamente”. No obstante, no todo son malas noticias para los modelos eléctricos, ya que su depreciación en cinco años se ha reducido. En 2019, era del 67,1%, mientras que en el presente año 2023 se sitúa en el 49,1%.
El contraste dentro de Tesla
Mirando la tabla publicada en el mencionado estudio donde se especifican los modelos de forma individual, se puede ver cómo el Tesla Model 3 es el coche eléctrico que menos depreciación tiene del mercado, con un 42,9% en cinco años. A continuación, encuentra el Tesla Model X, con un 49,9%; el Nissan LEAF, con un 50,8%; el Chevrolet Bolt, en un 51,1%, o el Tesla Model S con un 55,5%. Este último, concretamente, es el modelo eléctrico con un mayor índice de depreciación.
En dicha tabla se puede ver que no hay muchos más modelos que estos cinco mencionados. Esto tiene que ver con que el mercado de coches eléctricos es relativamente nuevo y apenas hay modelos que tengan una vida de cinco años o más para compararse entre el dato de 2019 y el de 2023. Pero, ¿cuál es el motivo para esta depreciación más acusada frente a otros segmentos del mercado?
Según lo que ha publicado Karl Brauer, analista ejecutivo de iSeeCars, “entre los incentivos que efectivamente reducen el precio de un vehículo eléctrico incluso antes de comprarlos y las preocupaciones sobre los costes de reemplazo de la batería, los vehículos eléctricos usados siempre han sufrido una depreciación mayor que los coches de gasolina equivalentes. Este patrón continuará hasta que los vehículos eléctricos no requieran grandes incentivos para venderse y los consumidores ganen confianza en sus costes de propiedad a largo plazo”.
Queda claro que esto debería ser un síntoma pasajero, ya que los coches eléctricos podrían considerarse aún una tecnología relativamente nueva. Con el paso de los años esta tendencia debería ir reduciéndose, al igual que ya ha sucedido entre el 2019 y 2023.