Los coches diésel fueron los más vendidos del mercado automovilístico europeo durante varias décadas, alcanzando su punto máximo alrededor de 2012-2015. En esos años, los vehículos diésel llegaron a representar más del 50% de las ventas de automóviles nuevos. La gran baza de los diésel se debió a su eficiencia en el consumo de combustible y menores emisiones de CO2 en comparación con los motores de gasolina.
Sin embargo, a partir de 2015, con el escándalo de las emisiones de Volkswagen, el llamado ‘Dieselgate’ y una estrategia centrada en la reducción de otros contaminantes como los óxidos de nitrógeno (NOx), la popularidad de los diésel comenzó a disminuir significativamente, dando paso a un aumento en las ventas de coches eléctricos, híbridos y de gasolina.
Los números no mienten
Según revela el IV Informe Movilidad Eléctrica en España' del OBS Business School, en el primer semestre de 2024, la proporción de ventas de vehículos enchufables (que engloba tanto 100% eléctricos como híbridos enchufables) ha superado por primera vez a la de los coches con motores diésel.
Específicamente, durante la primera mitad del año, la cuota de ventas de vehículos eléctricos de batería (BEV) y de híbridos enchufables (PHEV) alcanzó un 10,4% (con un 4,7% para los BEV y un 5,7% para los PHEV), mientras que la de los vehículos diésel se situó en un 10,3%. Sin embargo, los vehículos enchufables apenas constituyen el 1,4% de todos los vehículos en circulación en las carreteras de España y el 3% en los de la Unión Europea.
El informe, liderado por May López, profesora de la escuela y directora de la plataforma Empresas por la Movilidad Sostenible, también resalta entre sus datos el modesto crecimiento interanual del 1,3% en las matriculaciones de turismos completamente eléctricos (712.637 unidades) durante el primer semestre del año en Europa, mientras que los híbridos enchufables experimentaron una caída del 2,5% (392.284 unidades).
España cumple con los objetivos, pero no es suficiente
En 2024, el estudio analiza si España está cumpliendo con los objetivos nacionales establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec), que contempla alcanzar los 540.000 vehículos eléctricos enchufables en 2025 y 5,5 millones en 2030. También evalúa los objetivos internacionales de tener la infraestructura necesaria para apoyar a 30 millones de automóviles y 80.000 camiones de cero emisiones en las carreteras europeas para 2030.
En este contexto, el informe señala que España está cumpliendo con hasta el 99% del objetivo intermedio del Pniec de contar con 540.000 vehículos eléctricos en Europa antes de 2025. Sin embargo, esta cifra no representa ni el 10% del objetivo de los 5,5 millones para 2030, señala el estudio.
Dentro de España, la Comunidad de Madrid es la región que proporcionalmente más contribuye al cumplimiento de España, seguida de Cataluña, Islas Baleares, Canarias y País Vasco. Por el contrario, Extremadura, Ceuta y Melilla, Castilla y León y Galicia se sitúan a la cola del ranking.
¿Por qué no queremos coches eléctricos?
El informe destaca que hace una década, siete de cada diez españoles consideraban al coche eléctrico como la solución para la movilidad urbana, pero este porcentaje ha caído al 18% debido a preocupaciones sobre el precio, la escasa red de recarga y la autonomía de los vehículos.
Aunque globalmente se espera que las ventas de vehículos eléctricos alcancen los 17 millones en 2024, principalmente en China, Europa y EE.UU., en Europa y EE.UU. estos vehículos siguen siendo más caros que sus equivalentes de combustión. El informe sugiere que mejorar los incentivos, simplificar los trámites y ofrecer ayudas específicas para vehículos industriales podrían impulsar la adopción de la movilidad eléctrica.
El estudio también subraya la infraestructura de recarga como otra barrera importante, señalando que aunque la capacidad actual es suficiente, su distribución y la baja potencia para recargar vehículos pesados representan desafíos, especialmente en áreas rurales. Además, la autonomía de los vehículos eléctricos sigue siendo una preocupación, a pesar de los avances tecnológicos en baterías.
El informe concluye que para cumplir con los objetivos de la UE, España debe ofrecer soluciones, mejorar la información sobre los beneficios de los coches eléctricos y fomentar la independencia energética tanto para el país como para los usuarios.