Usando la base técnica que estrenó el Citroën Ami y la misma fórmula de diseño que tantos éxitos ha brindado al FIAT 500, la firma italiana acaba de presentar un pequeño coche eléctrico que no sólo será el más barato de su gama, sino que también pretende convertirse en el cuadriciclo ligero más vendido de nuestro continente.
La marca ha tirado de solera a la hora de bautizar al modelo y lo ha denominado FIAT Topolino, en honor al turismo de pequeño tamaño que el fabricante produjo entre los años 30 y 50.
Nada más contemplar el diseño exterior del Topolino queda claro que la marca ha querido establecer un fuerte vínculo estético entre su nuevo retoño y el 500, que durante estos últimos años se ha convertido en la gallina de los huevos de oro para FIAT. Con esta maniobra, también marca distancias con respecto al Citroën Ami y el Opel Rocks-e, cuyos trazos exteriores no difieren.
Además de recordar en gran medida a su hermano mayor de gama, uno de los aspetos en los que más se desmarca el Topolino de los otros cuadriciclos eléctricos de Stellantis es en el diseño de las puertas o, mejor dicho, en la ausencia de las mismas. También en la presencia de un techo corredizo de lona que lo convierte, casi, en un descapotable. Dos características que ha heredado de una serie limitada a 50 unidades del Ami, denominada My AMI buggy.
Hasta el momento, no han trascendidos detalles acerca de su tren de potencia, pero dado que está basado sobre los modelos mencionados, se espera que herede la misma batería y motor eléctrico que los mueve. Esto significa que rendirá 8,2 CV (6 kW) y que una batería de 5,5 kWh de capacidad proveerá una autonomía de 75 km. En cuanto a su velocidad máxima, y por limitaciones en cuanto a homologacion (se considera un equivalente a ciclomotor), no podrá sobrepasar los 45 kilómetros por hora.
Se espera que en precio se sitúe ligeramente por encima de lo visto en los modelos de Citroën y Opel, excusando su sobrecoste por un interior más cuidado que el de sus hermanos. De estar en lo cierto, debería situar su versión de partida por debajo de los 10.000 euros, tal vez incluso de la cota de los 9.000 euros. El Ami hace lo propio en 7.200, mientras que el Rocks-e cuesta 7.990 euros.