Esta semana se presentará en la 'Car Week' de Monterey (California, Estados Unidos) un coche eléctrico muy especial. Se trata de un Porsche 911 (964), bastante raro en su formato original, al que se le ha acoplado un propulsor totalmente eléctrico de origen Tesla. Algunos podrán pensar que es un sacrilegio y lo cierto es que sus propios creadores lo reconocen de alguna manera.
La compañía que ha creado este vehículo se llama Sacrilege Motors, un nombre no sin cierta sorna, y se dedica a reconvertir modelos antiguos en coches eléctricos. A diferencia de lo que podría pensarse, no tiene su sede en California, el lugar soñado de las startups de coches eléctricos, sino en Connecticut.
Al frente de la compañía está Bobby Singh, piloto y mecánico que ha dedicado más de tres décadas a poner a punto Porsches de todos los niveles, incluidos los superdeportivos de la marca como el 959, el Carrera GT o el 918 Spyder. Por supuesto, también todo tipo de 911s.
Esta conversión toma como base un Porsche 911 America Roadster de 1992, una versión bastante rara de esta generación del 911. Se trata de una edición limitada para el mercado estadounidense del Porsche 911 Carrera 2 Cabriolet Turbo-look, de la cual sólo se fabricaron 250 unidades. Originalmente, salió de fábrica con motor bóxer de 3.6 litros y 247 caballos, asociado a una transmisión Tiptronic, pero ahora tiene un propulsor muy diferente, y más potente, procedente de un Tesla.
Este 911 de Sacrilege Motor equipa el motor eléctrico de un Tesla Model S, que entrega 500 caballos de potencia y 500 Nm de par motor. Unas cifras que le permiten hacer el 0 a 100 km/h en sólo 4 segundos. De llevar la potencia al suelo se encargan unos Michelin PS2 con medidas 235/40ZR-18 delante y 295/35ZR-18 detrás.
Dado el tamaño del deportivo alemán, no se le podía poner una batería tan grande como la del Model S. Así pues, equipa una batería de 62 kWh de capacidad que proporciona, según sus creadores, unos 320 kilómetros de autonomía. Lógicamente, cuenta con carga rápida, aunque no han especificado los detalles.
El peso se ha intentado mantener lo más reducido posible (1.451 kg), pero lo más importante es el reparto. Si algo caracteriza a los Porsche 911, especialmente a los más antiguos, es su peculiar conducción, consecuencia de llevar el motor colgado en la parte trasera. Sacrilege Motors ha mejorado las prestaciones, pero ha querido conservar el tacto de conducción del coche original, manteniendo la misma distribución de pesos entre ambos ejes que el coche original. Por cierto, su propietario le ha apodado 'Blackbird' en homenaje al Lockheed SR-71.
Como decíamos, las prestaciones se han mejorado en todos los aspectos. El nuevo coche lleva frenos Brembo más potentes con discos perforados en ambos ejes, así como una suspensión con amortiguadores Penske ajustables en varios modos. Todo ello adornado con unas llantas forjadas y, por supuesto, con cero emisiones locales.