Tesla anunciaba en 2021 que su sistema de asistencia a la conducción se basaría exclusivamente en cámaras. Al año siguiente, la compañía confirmó que eliminaría por completo el uso de radares. Incluido el LidAR, y sensores en sus vehículos. La idea es simple pero ambiciosa: utilizar únicamente imágenes para interpretar el entorno y gestionar la conducción, logrando una fiabilidad comparable a la de los sistemas tradicionales, a la vez que se reduce el coste de producción al evitar componentes caros.
Esta estrategia, además de suponer un ahorro significativo en costes, abre la puerta a una mayor democratización de la movilidad eléctrica. Al reducir el precio final de los coches, Tesla no solo apuesta por la innovación tecnológica, sino que también impulsa un futuro en el que los vehículos eléctricos sean más accesibles para el gran público, ayudando a transformar la manera en que nos desplazamos y reduciendo la huella de carbono.
Experimentos y tecnologías
Un experimento interesante en este contexto fue realizado por Mark Rober, reconocido ingeniero de la NASA y popular youtuber, que cuenta con 65,8 millones de seguidores. En uno de sus vídeos, Rober llevó a cabo una prueba muy llamativa: se hizo pasar por una situación de tráfico real al hacer chocar su Tesla Model Y contra una pared falsa. Esta pared, diseñada para simular la continuidad de una carretera, pretendía evaluar si el vehículo equipado únicamente con cámaras podía reconocer la situación y detenerse a tiempo, en comparación con un coche que utilizara tecnología LiDAR.
Para enriquecer el análisis, Rober comparó el comportamiento del Model Y con el de un Lexus RX, que contaba con funciones semiautónomas, como el control de crucero adaptativo, que en el caso del Tesla se identifica como Autopilot. La prueba incluía escenarios de alto riesgo, como la aparición repentina de niños en la trayectoria del vehículo, condiciones de niebla, lluvias intensas y la ya mencionada pared simulada.
Los resultados mostraron que el sistema basado en LiDAR reaccionaba de manera más efectiva: el Lexus RX logró frenar en situaciones críticas, como cuando un niño emergía detrás de un obstáculo o en condiciones de poca visibilidad, demostrando que este sistema complementaba bien la función de detección y respuesta ante imprevistos.
Por otro lado, el Tesla Model Y, que depende únicamente de las cámaras, presentó dificultades en condiciones de baja visibilidad y en el escenario del muro, al que no supo interpretar correctamente, continuando la marcha cuando debería haberse detenido. Este fallo evidenció los desafíos actuales de basar completamente la conducción en imágenes, especialmente en entornos en los que las condiciones lumínicas no son las óptimas.
El experimento de Mark Rober encendió el debate. Ante las críticas, otros creadores de contenido se sumaron a la discusión. Así, Kyle Paul, un youtuber especializado en Tesla con 237.000 suscriptores, realizó su propia prueba con el Tesla Cybertruck. Su objetivo era el mismo: verificar si el vehículo, cuando tiene activado el Autopilot, frena correctamente al detectar un muro que simula la continuación de la carretera. En su vídeo, realizado en condiciones de luz más tenue al caer la tarde, Kyle Paul demostró que, en esa situación, el Cybertruck sí logró detenerse, lo que sugiere que la eficacia del sistema puede depender de factores ambientales y de la calidad del decorado utilizado en las pruebas.
Más allá de videos espectaculares, ¿cuál es la mejor tecnología?
La discusión sobre cámaras versus LiDAR es clave para entender el futuro de la conducción autónoma. Mientras que los sistemas basados en LiDAR emiten pulsos de luz para crear mapas tridimensionales del entorno, las cámaras analizan la imagen de forma visual. La combinación de cámaras y radares ha demostrado ser muy efectiva en diferentes situaciones, tanto de día como de noche. Por ello, el verdadero reto para Tesla es demostrar que, sin estos componentes adicionales, su software de inteligencia artificial puede igualar el rendimiento de los sistemas tradicionales, reduciendo costes y abriendo nuevas posibilidades para la movilidad.
Esta apuesta tecnológica tiene implicaciones directas en el ambicioso proyecto de robotaxis que Tesla quiere implementar. La idea es desplegar coches sin conductor en un servicio que funcione gracias a sus avanzados sistemas de conducción autónoma. Aunque en el pasado las autoridades consideraron que Tesla no alcanzaba el nivel de compañías como Mercedes, que ofrece una conducción de nivel 3, en el que el vehículo puede operar sin supervisión directa del conductor en determinadas situaciones, recientemente California ha dado luz verde para que Mercedes realice pruebas en sus calles, siempre con empleados supervisando el proceso.