El espectacular crecimiento de las industrias de los vehículos eléctricos y las baterías ofrece un gran potencial de negocio, pero conlleva una consecuencia negativa. La proliferación de empresas que buscan desarrollarse en su entorno ha provocado un aumento notable de las declaraciones de bancarrota. Esta tendencia plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de la industria y los desafíos que enfrenta.
Actualmente, esa palabra, "bancarrota", se cierne sobre el sector de la movilidad eléctrica. Nadie está exento de sufrirla, desde los fabricantes más tradicionales que buscan transformarse en marcas totalmente eléctricas, hasta las empresas recién creadas que luchan por consolidarse en un mercado altamente competitivo y rodeado de incertidumbres tecnológicas. Estos son nueve ejemplos, unos más conocidos que otros, del riesgo que supone emprender el camino como fabricante de vehículos eléctricos o de baterías.
Britishvolt, apoyado por el Gobierno de Reino Unido
Este fabricante de baterías con sede en el Reino Unido aspiraba a revitalizar la industria automotriz del Reino Unido mediante la producción de baterías de iones de litio. Prometía generar empleos bien remunerados y avanzados conocimientos de fabricación. Sin embargo, se encontró con obstáculos financieros insuperables, acumulando una deuda de más de 180 millones de euros que le obligó a despedir a la mayoría de sus 232 empleados. La presión financiera, combinada con retrasos en sus operaciones, acabó en bancarrota, a pesar del considerable respaldo gubernamental.
Proterra, ahora en manos de Volvo
Esta empresa especializada en baterías y plataformas para vehículos eléctricos se vio envuelta en dificultades financieras que la llevaron a la declaración de bancarrota. A pesar de haber destacado por su trabajo en el desarrollo de autobuses eléctricos y tecnología de baterías, Proterra se tuvo que enfrentar a varios desafíos financieros que pusieron en peligro su estabilidad en el mercado.
La adquisición de su unidad de negocios Powered por parte de Volvo Group por 210 millones de dólares durante el proceso de quiebra marca un cambio significativo que pone fin a su independencia.
Volta Trucks, la bancarrota en cascada
Esta empresa llegó a ser muy reconocida por sus camiones eléctricos de servicio pesado. Sin embargo tuvo que presentar su declaración de quiebra en Suecia durante este 2023. En este caso, su crisis financiera surgió como consecuencia de la bancarrota de su principal proveedor de baterías, Proterra, que generó una interrupción en la cadena de producción y suministro de Volta.
La bancarrota de Volta Trucks pone de manifiesto la crítica dependencia en el sector de los vehículos eléctricos: el colapso de un proveedor clave puede tener efecto en cascada sobre los fabricantes, especialmente aquellos especializados en nichos de mercado como los camiones eléctricos.
Lightyear, el coche solar no puede ser tan caro
Este fabricante se fundó con la intención de convertirse en una alternativa real a las marcas convencionales. Su toque distintivo se centraba en el uso de paneles solares para maximizar la autonomía de sus coches eléctricos. Durante años, el equipo de desarrollo creció gracias a inyecciones de capital que surgían aparentemente de la nada, impulsadas por el atractivo del proyecto. Sin embargo, las cosas no tardaron en complicarse. Lightyear no sólo fue incapaz de cumplir con los plazos, sino que su objetivo de fabricar un automóvil asequible se desvaneció rápidamente.
El Lightyear One se presentó en 2020. Para él se anunció un precio de 150.000 €. Si bien la producción llegó a arrancar, apenas unos días después la línea de montaje se detuvo porque no había pedidos ni coches que ensamblar. Tampoco había dinero con el que trabajar y, tras buscar alternativas, la compañía se declaró en quiebra.
La cúpula directiva de Lightyear trató de buscar financiación promocionando el proyecto del Lightyear 2. Un coche eléctrico con paneles solares que, ahora sí, sería barato. Su salida al mercado estaba programada para el 2025, pero, dado el historial de incumplimiento de la firma, nadie decidió apostar por él. La empresa holandesa cambiará su enfoque comercial y se centrará en el negocio de los paneles solares.
Sono Motors, el coche solar del pueblo
El proyecto de coche eléctrico impulsado por paneles solares de esta empresa alemana fue recibido con entusiasmo y convenció a los futuros clientes, espoleado por las exitosas campañas de presentación que llevaron el vehículo de gira por diversos países europeos. A lo largo de este periodo, la empresa logró acumular hasta 45.000 reservas confirmadas. No obstante, todo esto se desmoronó con la declaración de quiebra de la compañía.
Aunque su coche eléctrico solar no llegará con la designación Sono Sion, tal y como se proyectó inicialmente, podría hacerse realidad con el respaldo de otras compañías que ya han manifestado interés en adquirir todo el proyecto. Hasta el momento, no se han revelado nombres específicos en público.
Blackstone Technology, el fraude de las celdas falsas
La división alemana de Blackstone Resources presentó su declaración de quiebra después de un período de incertidumbre en torno a sus operaciones. Aunque la empresa afirmaba tener la capacidad de imprimir celdas de batería en 3D, nunca inició la producción en serie. Además, hay dudas sobre si las celdas mostradas eran falsas. La fiscalía de Chemnitz, Alemania, ha iniciado una investigación por acusaciones de fraude en relación con subvenciones.
Alelion Energy Systems, déficit de liquidez y mentiras
Un caso muy similar al de la empresa anterior es el de la rama alemana de la empresa suiza de materias primas Blackstone Resources. La denegación de una orden, que Alelion consideraba vinculante, generó un déficit inmediato de liquidez que condujo a la quiebra de la empresa. Sin embargo, ya se estaba enfrentando a dificultades financieras con anterioridad, a pesar de un aumento de casi el 50% en las ventas netas del año anterior, alcanzando los 78,5 millones de coronas suecas. Igualmente, se duda sobre la veracidad de sus celdas de batería en 3D y su situación actual es de bancarrota a la vez que está siendo investigada por la fiscalía de Chemnitz.
Lordstown Motors y las disputas de un importante inversor
Este fabricante estadounidense de pick-ups eléctricas se declaró en bancarrota después de que la empresa no pudiera resolver una disputa con Foxconn, un importante inversor taiwanés, en relación con una inversión ya comprometida que nunca se materializó. El conflicto tuvo un impacto significativo en la estabilidad financiera y la posición de mercado de Lordstown, como se refleja en la caída del 35% de sus acciones en Nasdaq tras el anuncio de la quiebra.
La disputa se centró en acusaciones de conducta fraudulenta contra Foxconn y una serie de promesas incumplidas relacionadas con un acuerdo de inversión de 170 millones de dólares. A pesar de una inversión inicial de alrededor de 52,7 millones de dólares, Lordstown sostuvo que Foxconn renunció a comprar acciones adicionales y a colaborar en los planes de desarrollo de los vehículos.
EnerDel y la quiebra de los clientes
Esta empresa afirmaba encontrarse a la vanguardia en la producción de baterías de iones de litio para vehículos eléctricos. Sin embargo, la quiebra de un cliente muy importante la sumió en una grave crisis financiera que se reflejó en un activo y un pasivo claramente desequilibrados, lo que culminó con la presentación de su bancarrota.