Los fabricantes de automóviles de todo el mundo se están enfrentando en la actualidad a una etapa de transición entre los motores de combustión y los vehículos con tren propulsor eléctrico, que siguen ganando cuota de mercado con paso firme. Uno de los grandes retos para la industria es fabricar coches eléctricos que sean viables económicamente respecto a los modelos de combustión, los cuales se benefician de mayores descuentos en el aprovisionamiento de partes y materiales gracias a la economía de escala.
Mientras que los vehículos eléctricos no alcancen el nivel óptimo de producción para beneficiarse en gran medida de tales descuentos, los fabricantes traman estrategias en las que las plataformas compartidas y los elementos comunes con el resto de productos de su gama serán piedras angulares para el desarrollo de vehículos eléctricos a precios competitivos. Es el caso del Grupo Volkswagen, donde a través de sus marcas Porsche, Audi y la propia Volkswagen, han ideado la forma de compartir los costes de desarrollo entre las principales marcas del grupo alemán y beneficiarse de las escalas de producción para algunas de las piezas que utilizan sus vehículos eléctricos.
El Audi e-tron es el primer lanzamiento de una nueva generación de coches eléctricos que aterrizará en el Grupo Volkswagen en la próxima década: el fabricante alemán pretende lanzar al mercado hasta 70 modelos eléctricos y construir 22 millones de coches eléctricos en los próximos 10 años. Para hacer esto posible, Volkswagen utilizará una estrategia de plataformas modulares y elementos compartidos entre las cinco principales marcas de automóviles del grupo: Volkswagen, Audi, Porsche Seat y Skoda. En cambio Tesla, que inició su andadura en el mercado de coches eléctricos por sí sola, tiene mayores dificultades para llevar a cabo un estrategia de abaratamiento similar, pues utiliza dos plataformas para sus cuatro modelos.
El caso del Grupo Volkswagen es distinto: casi todos los nuevos coches eléctricos son construidos sobre dos plataformas, lo que permite ahorrar casi un tercio en los costes de desarrollo y producción. Por un lado la MEB, que servirá para fabricar los vehículos más pequeños y de precio más asequible, incluyendo la gama ID de Volkswagen y los futuros lanzamientos de las marcas Seat y Skoda. Por el otro, la PPE es la plataforma prémium eléctrica del grupo alemán que dará vida a los lanzamientos de Audi y Porsche, unos vehículos de mayores dimensiones y con mayores prestaciones entre los que están el Audi e-tron GT y el Porsche Taycan.
"Las sinergias de grupo en el desarrollo reducen los costes en un 30 por ciento", asegura Hans-Joachim Rothenpieler, quien dirige el desarrollo técnico en el Consejo de Administración de Audi. Tanto es así que la marca de los cuatro aros planea comercializar sus próximos coches eléctricos a un precio similar al de un modelo equivalente con un motor turbodiésel. Por su parte, la marca Volkswagen planea hacer lo propio con su gama eléctrica, incluyendo un vehículo eléctrico del tamaño del Golf llamado ID –posiblemente ID.3– que se empezará a fabricar este mismo año y saldrá a la venta en Europa por menos de 30.000 euros.