Europa y China parecen haber iniciado una etapa de agresivas relaciones comerciales con el coche eléctrico como principal argumento. La industria del motor europea se ve comprometida ante la irrupción de China como la mayor potencia automovilística. Los políticos europeos están promoviendo duras iniciativas que podrían ser la antesala a una relación mucho más tensa. La Comisión Europea acusa ahora a tres grandes fabricantes asiáticos de no colaborar con la investigación iniciada a finales del año pasado y que dará sus primeros resultados concluyentes a finales de este curso.
En octubre del año pasado, tras un duro debate interno, Ursula von der Leyen y la Comisión Europea tomaron la decisión de emprender una exhaustiva investigación internacional con el fin de determinar si China estaba rompiendo las reglas del juego. La industria asiática ha crecido exponencialmente hasta el punto de que puede usurpar el mercado europeo y a las marcas que en él pelean. Cientos de miles de puestos de trabajo están en jaque y una gran parte del PIB continental puede verse afectado. Los principales productores como Francia parecen los más empeñados en tomar medidas.
Las marcas chinas no están colaborando, retrasan la entrega de información
A raíz de la investigación, Europa asegura tener pruebas evidentes de que China ha estado financiado a su industria para así desestabilizar el mercado internacional. Los investigadores han recabado datos de muchas empresas asiáticas, aunque no todas se han mostrado igual de participativas en el proceso, al menos eso es lo que apuntan desde la sede política europea. SAIC, Geely y BYD no han querido aportar datos a los enviados europeos, tal y como aseguran desde el medio el Político. Tres grandes corporaciones que reúnen a muchas marcas con intereses en Europa tales como MG (SAIC), BYD o Volvo, Polestar y Smart por parte de Geely.
En el caso de SAIC, la Comisión ha criticado la falta de cooperación con una carta enviada en diciembre por los abogados del fabricante. El Grupo SAIC ha mantenido un enfoque continuo sobre la negativa de acceder a cierta información importante. Las solicitudes de prórroga han sido constantes y en ningún momento ha aprovechado esos plazos extraordinarios para recabar y suministrar la información requerida. En el caso de Geely la situación es similar tal y como recoge el ya mencionado medio. Ninguna de las empresas de la corporación, y son unas cuantas, han respondido al cuestionario emitido por la Comisión. BYD tampoco parece haberse mostrado colaborativo con el procedimiento.
Desde la Unión Europea aseguran que estos comportamientos son la clara evidencia de que las principales marcas chinas están siendo subvencionadas y apoyadas por el Gobierno dirigido por Xi Jinping, lo que a su vez, en la práctica, significa que Europa tiene vía libre para aplicar aranceles a la importación de vehículos procedentes del país asiático. A pesar de ello, numerosos analistas de prestigio aseguran que incluso con la activación de aranceles especiales, los fabricantes chinos de coches eléctricos seguirán siendo competitivos en precio. Si el impuesto especial alcanza el 30% las empresas seguirán obteniendo beneficios. Según su evaluación será necesario aplicar aranceles de hasta el 50% para infringir daños significativos.
Dicho porcentaje parece difícil de aplicar por lo excesivo que resultaría. Conste que las marcas europeas son las primeras en oponerse a la investigación iniciada por la Comisión Europea. Muchas marcas europeas tienen importantes inversiones y planes estratégicos para el mayor mercado del mundo. China podría tomar medidas opuestas a la sanción europea, castigando a los fabricantes europeos que exporten sus vehículos al lejano oriente. La investigación no concluirá hasta finales de año y será entonces cuando Europa tome las medidas oportunas. Lo que está claro es que la falta de colaboración por parte de las empresas chinas no vaticina un resultado satisfactorio para todo el mundo.