Europa está bajo presión. El que durante años ha sido el continente más dominante de la industria del automóvil se siente intimidado por la cada vez mayor presencia de marcas chinas. Fuentes políticas europeas aseguran que este mismo verano la Unión Europea impondrá aranceles a los coches eléctricos fabricados en China. Estados Unidos ha sido la primera región del mundo en cortar de raíz el flujo de vehículos tras aprobar una medida que eleva al 100% los aranceles a vehículos exportados desde China. Se espera que la medida europea sea menos lesiva, aunque todavía está por verse si dichos esfuerzos supondrán un beneficio para los clientes.
Los problemas comenzaron el año pasado. Entonces, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó los primeros ataques a la industria china, acusando al Gobierno de financiar públicamente a las marcas. Una investigación que detallará sus conclusiones al cierre de este año, tratará de determinar la veracidad de estas afirmaciones. Sin embargo, fuentes europeas aseguran que los investigadores tienen pruebas fehacientes de que el Gobierno de Xi Jinping ha estado inyectando grandes sumas de dinero a las marcas con el objetivo de desestabilizar la industria global. China ya es el principal mercado eléctrico del mundo. Ellos tienen la materia prima, la mano de obra y la tecnología.
Aranceles más altos y clientes teniendo que pagar más por el mismo coche
Las fuentes consultadas por el periódico Político apuntan a que Europa aprobará antes de las vacaciones de verano la imposición de aranceles a los coches eléctricos procedentes del país asiático, pasando del 10% actual al 30%. 20 puntos más que supondrán el encarecimiento de los vehículos. De esta manera, tal y como creen en Europa, las marcas chinas tendrán que equiparar los precios con las marcas europeas si no quieren entrar en pérdidas. Muchos directivos europeos han dejado bien clara su postura. Carlos Tavares, CEO de Stellantis, cree que los aranceles a China no servirán a largo plazo. Oliver Zipse, CEO de BMW asegura que subir los impuestos es “pegarse un tiro en el pie”.
El problema es que los políticos europeos plantean subir aranceles a todos los coches eléctricos procedentes de China, sea cual sea la marca que los exporte. Eso quiere decir que los fabricantes europeos también se verán afectados por semejante medida. Modelos tan populares como el Dacia Spring podrían encarecerse considerablemente. Caso similar es el del CUPRA Tavascan, el Tesla Model 3 o el BMW iX3, entre muchos otros. Ni que decir tiene que la subida de impuestos repercutirá directamente en el cliente, que se verá obligado a pagar más por el mismo coche.
Nadie quiere una guerra comercial. Las marcas europeas están preparadas para luchar contra las chinas. Tal y como indica el propio Tavares, la medida no tendrá mucho efecto a largo plazo ya que son muchas las empresas asiáticas que están organizándolo todo para producir sus coches en Europa. BYD ya ha confirmado la construcción de una gran factoría en Hungría, la primera en el Viejo Continente. Hace apenas unas semanas hemos podido saber que el gigante Chery tomará el control de las antiguas instalaciones de Nissan en la Zona Franca de Barcelona. Esperan iniciar la producción este mismo año, elevando el ritmo de forma exponencial en los próximos años.
Por el momento, en Beijing no han tomado ninguna medida drástica o punitiva contra los coches europeos, aunque muchas marcas temen una respuesta contundente si finalmente Europa aprueba la subida de aranceles. La pelea continúa y varias marcas han sido acusadas de no colaborar lo suficiente con la investigación. SAIC, Geely y BYD no han querido aportar los datos requeridos por los investigadores. Las solicitudes de prórroga han sido constantes y en ningún momento ha aprovechado esos plazos extraordinarios para recabar y suministrar la información requerida. Desde la Unión Europea aseguran que estos comportamientos son la clara evidencia de que las principales marcas chinas están siendo subvencionadas y apoyadas por el Gobierno dirigido por Xi Jinping.