Europa continúa dividida en torno a la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los vehículos propulsados por motores de combustión. Tras más de seis horas de conversaciones, los representantes de los 28 países que conforman la Unión Europea no se pusieron de acuerdo en la reunión que mantuvieron el pasado martes ante la Comisión Europea. El objetivo inicial es disminuir la cantidad de gases contaminantes en un 30% para 2030. Un planteamiento que convence sobradamente a algunos miembros de la UE mientras que resulta excesivo para otros.
Alemania, principal foco de la industria automovilística europea, respalda el plan frente a la postura de otros estados de peso en el bloque, como Países Bajos y Francia. Estos dos actores pretenden elevar el objetivo al 35% para la misma fecha, aunque proponen una vía alternativa que pasa por un objetivo intermedio –no se habló de porcentajes– para 2025. Además, aún resuena el eco producido por las quejas de los principales fabricantes europeos después de que el Parlamento votase a favor de una disminución del 40% el pasado octubre.
La compañía belga Transport&Environment apuntó a Austria como el principal obstáculo para llegar a un acuerdo. El país centroeuropeo ostenta actualmente la presidencia del Consejo de la UE, y fue acusada por la firma con sede en Bruselas de poner "sus propios intereses, los de la industria automovilística alemana y sus operaciones en Europa del Este" por delante de los de todos los miembros del bloque.
De los 28 Estados, solo ocho opinan que el recorte debería ser del 40%. Entre estos actores se encuentran Países Bajos y Suecia, movidos principalmente por las temperaturas poco habituales que experimentaron los países del norte de Europa el pasado verano, donde se llegó a superar los 30 grados centígrados en regiones boreales. Suecia es el territorio con mayor cuota de mercado de vehículos electrificados del continente, y explicó durante una de sus intervenciones que había una "clara mayoría" de países dispuestos a superar, como mínimo, la reducción del 35% de las emisiones de CO2. Se llegará a una conclusión al final de la cumbre de Katowice, en Polonia, la cumbre más importante para limitar el calentamiento global desde los Acuerdos de París de 2015.