Aunque es cierto que hace unos días Bruselas anunció la flexibilización de los objetivos de reducción de emisiones de CO2 en el sector del automóvil, en realidad la Unión Europea mantiene el resto de plazos, y eso significa que sigue el pie el fin de los vehículos de combustión en la fecha establecida.
Es decir, que lo que los dirigentes europeos han dicho, de momento, es que darán un margen de tres años (hasta 2027), en el que los fabricantes que vendan coches en Europa podrán compensar los excesos de la máxima tasa de CO2 permitida por vehículo vendido durante las tres temporadas.
Las multas se retrasan, pero no la meta de 2035

Esto facilita las cosas para varias marcas que no han conseguido llegar a tiempo a los objetivos que pedía Bruselas, con los que se habría acabado multando desde este mismo año con 95 euros por cada gramo que superasen los vehículos comercializados el límite de 93,6 g/km establecido.
Hablamos de unas sanciones que habrían sido millonarias, y con las que los fabricantes más críticos aseguraban que acabarían arruinados. La Unión Europea ha acabado cediendo a las presiones, pero la manera en la que ha reculado no asegura que las multas no lleguen, sino que se retrasarán para los que no consigan cumplir el objetivo en 2027, y se rebajarán para los que lleguen a medias.
Con todo, no hay que olvidar que los dirigentes europeos siguen manteniendo en el reglamento que sacarán del mercado en 2035 a los vehículos de combustión. O mejor dicho, a aquellos que no estén libres de CO2 al 100%, lo que en realidad excluye a los de gasolina y diésel tal y como los conocemos.
Sí que hay una puerta abierta en el reglamento para los motores de combustión que funcionen con hidrógeno o combustibles sintéticos, siempre que no emitan nada del mencionado gas contaminante. Pero el plazo de diez años que hay no parece suficiente como para lograr un desarrollo al nivel de poder reemplazar a los vehículos de combustión tradicionales.
Más apoyo a los fabricantes de coches

Todo teniendo en cuenta que para 2030 ya se habrán tenido que reducir las emisiones de los coches en un 55%, si atendemos al reglamento europeo vigente, y si es que no hay nuevas modificaciones que lo hagan más laxo en los próximos años.
Lo que también contempla la Unión Europea es un paquete de ayudas (Battery Booster) de 1.800 millones de euros, con el que se apoyará la fabricación de baterías en el continente, aunque de los que se han olvidado es de los clientes.
No hay ni rastro de esos incentivos comunitarios de los que se llegó a hablar en su día, por lo que dejarán las ayudas a la compra de automóviles eléctricos en manos de los países miembros, a los que tan sólo darán una serie de recomendaciones a tener en cuenta. Estos consejos llegarán en 2026, y tienen la intención de que todos los territorios se coordinen a la hora de dar estas subvenciones.
En el caso de España, el Plan Moves está paralizado, a pesar de la promesa de reactivación desde hace unos meses. De lo que sí ha hablado el Gobierno español es de que lo hará “muy pronto”, y que se aplicará a cualquier coche comprado desde el 1 de enero de 2025, siempre que cumpla con las condiciones establecidas.