La ofensiva eléctrica de las grandes marcas ya ha llegado. Audi ha presentado el e-tron, Mercedes-Benz ha mostrado ya el EQC en el Salón de París y los grandes grupos automovilísticos piensan centrarse en la electrificación durante los próximos años. Además de lo que eso supone en todos los ámbitos, hay una parte del sector que se prepara para aumentar su producción considerablemente, los fabricantes de baterías.
Hasta ahora, Asia ha sido el continente productor de baterías de iones de litio por excelencia gracias a empresas como LG Chem, Samsung SDI, CATL, Panasonic o Japón. Desde los países asiáticos se han exportado tradicionalmente las baterías hacia el Viejo Continente, algo que podría cambiar ahora que las grandes marcas europeas se preparan para lanzar sus coches eléctricos. Por poner un ejemplo, el Grupo Volkswagen estima que necesitarán 150 GWh en 2025 para vender tres millones de coches eléctricos. Para ello, las marcas han empezado a firmar contratos multimillonarios para asegurarse el acceso a las baterías.
Empresas que se acercan a Europa
BMW hace años que fabrica eléctricos, como el i3, pero, como Audi o Mercedes, se enfrenta ahora a una ofensiva por la electrificación. Es por eso que se ha asociado con CATL, una empresa china líder en la producción de baterías para que abastezca su planta de Dingolfing, al sur de Alemania. Para ello, los chinos están construyendo una fábrica en Thuringia, en el este del país germano.
Asimismo, las marcas del Grupo Volkswagen utilizarán baterías producidas por la empresa LG Chem. Del mismo modo que CATL, la empresa surcoreana está construyendo lo que ya han autodefinido como "la fábrica de baterías de iones de litio más grande de Europa" en Polonia. Samsung SDI, rival de LG Chem, también producirá baterías en Goed, Hungría.
Satisfacer la necesidad
Los fabricantes están encantados con la voluntad de las compañías de baterías de acercarse a Europa, algo que abarata costes de fabricación y transporte. Sin embargo, algunos expertos creen que no es suficiente y urgen a empresas locales y a los fabricantes de coches a recortar su dependencia de las compañías asiáticas.
No obstante, solo Daimler parece decidida a crear baterías, aunque paró su única línea de producción, de momento, en el este de Alemania por el coste de las operaciones. Volkswagen o BMW, por ejemplo, no quieren ni oír hablar de producirlas por el alto coste que supone hacerlo. Northvolt, una pequeña empresa fundada por un exejecutivo de Tesla, inició la construcción de una planta para producir baterías de iones de litio en el norte de Suecia, que esperan tener operativa en 2020 y ofrecer una capacidad de producción inicial de ocho GWh anuales. Pese al apoyo de Scania, Siemens y el Banco Europeo de Inversiones, solo ha asegurado financiación para los primeros pasos de la construcción de la planta.
Ayudas de Europa
Los políticos europeos están estudiando la posibilidad de ayudar a proyectos relacionados con la producción de baterías, porque es de interés común empezar a depender menos de los productores asiáticos. Los obstáculos generados por la gran inversión necesaria para producir baterías son el gran escollo para que multinacionales como Bosch, que se erigían como competidores legítimos a las compañías asiáticas, puedan ser realmente competitivas. La empresa alemana, de hecho, perdió el interés a principios de año alegando riesgos injustificables para todo el grupo.
Bosch estimó en muchos miles de millones la inversión necesaria para convertirse en competidor de empresas como CATL o LG Chem. Así, solo para construir una posición competitiva en el sector deberían invertir hasta 20.000 millones de euros. Este dinero, según el consorcio alemán, para un producto donde tres cuartas partes de los costes proceden de las materias primas, es demasiado.
Es por eso que los fabricantes prefieren firmar acuerdos y esperar a que la industria avance y permita una producción más asequible. Las grandes esperanzas están puestas en las baterías de estado sólido, que empresas como el Grupo Volkswagen esperan poder producir en 2025 gracias a su inversión de 100 millones de dólares en la empresa QuantumScape, especialista en la materia.