Peter Altmaier tiene claro cuál es el próximo gran negocio de la industria del automóvil. El ministro de Asuntos Económicos y Energía alemán lleva semanas insistiendo en que su país, y por ende Europa, deberían tener un puesto privilegiado en la producción de celdas de baterías para vehículos eléctricos. Concretamente, el objetivo es adjudicarse el 30% de la demanda mundial en 2030. La competencia también está clara: los proveedores asiáticos. Sin embargo, y aunque Altmaier haya confirmado la financiación de 1.000 millones de euros para la investigación en este campo, hay cierto secretismo en cuál será el siguiente paso.
El ministro entregó el 13 de noviembre en Berlín su última propuesta para la Alianza Europea de Baterías (EBA, por sus siglas en inglés). Entre otros datos, aseguró que las previsiones indican que este mercado podría tener un valor de 250.000 millones de euros a partir de 2025. Diez veces más que lo que genera en la actualidad, por lo que es un negocio con un interés "alto", en palabras de Altmaier, "no solo para nuestro país, sino también para Francia, Austria y Polonia". Precisamente, Alemania llegó a un acuerdo con el Ejecutivo polaco hace apenas un mes.
Altmaier quiere que esa cooperación sea con todos los socios europeos. El ministro se ha ido reuniendo en los últimos meses con sus homólogos de varios países de la Unión y con representantes de la industria para ir trazando su estrategia, algo que aún se echa en falta. El ministerio asegura que proporcionará 1.000 millones de euros en subsidios para BMWI hasta 2021. Sin embargo, un informe de la marca apunta a que no se decidirán las oportunidades de financiación hasta finales de 2018.
Mientras que la Comisión Europea pide una "batería verde", que se adhiera a las normas de contaminación propuestas por Europa, la industria parece encaminada hacia las baterías de estado sólido que se desarrollan en China y Corea. El Gobierno alemán, por ahora, ha reservado un fondo de 16 millones de euros para formar un grupo de investigación. De momento, las empresas que dominan la producción de baterías en Europa son Northvolt (Suecia) y Saft (Francia), que ya han llegado a establecer un acuerdo de cooperación con la alemana Siemens, y otras como Manz, también alemana, o Solvay, belga, ya han comenzado una tímida incursión para desarrollar baterías (en estado sólido) con fondos procedentes de la Unión Europea.