Europa y China han emprendido una batalla comercial que tiene en el coche eléctrico el principal punto de atención. La semana pasada la Comisión Europea aprobó una nueva normativa que supone elevar las tasas arancelarias a los vehículos eléctricos importados desde el país asiático. Un notable incremento que puede suponer más problemas para Europa que para los chinos. Las marcas asiáticas se preparan para evitar esas sanciones y las cifras de importación alemanas demuestran qué estrategia están siguiendo. BYD lidera la oleada de vehículos importados.
Como ya sabrás, el pasado día 12 de junio Europa, tras meses de rumores y tras unas elecciones generales, aprobó la aplicación de nuevas tasas a los vehículos eléctricos importados desde China. Del 10% actual hasta un 38,1%. La maniobra parece no haber satisfecho a nadie dentro de la industria. Como es lógico, China ha amenazado con tomar represalias, de hecho ya ha tomado alguna que otra. Los fabricantes europeos aseguran que no es el camino a seguir. Muchas de ellas también se ven afectadas por la medida y temen que China suba sus aranceles a los productos europeos. Muchas tienen importantes intereses en la región.
Los chinos acumulan stock que no se verá afectado por los nuevos aranceles
El cliente, al fin y al cabo, será el más perjudicado en este nuevo enfrentamiento. Se espera que los precios se incrementen, aunque en China ya están tomando posiciones para paliar las consecuencias. Muchos analistas consideran que la subida en los tipos aduaneros no supondrá un gran problema para las marcas chinas. El margen de beneficios se recortará, pero seguirán ganando dinero con cada matriculación que lleven a cabo, más incluso que algunos fabricantes europeos que se ven ahogados por costes disparados. Los fabricantes europeos demandan apoyo por parte de las instituciones europeas. Ayudas en forma de subvenciones o beneficios fiscales que les permitan luchar de tú a tú con la oleada de productos procedentes del este.
Si bien Europa no parece atender a la llamada de socorro de sus marcas, los fabricantes chinos llevan semanas, sino meses, preparándose para este momento. Una investigación de la consultoría Rhodium Group ha demostrado que las marcas chinas han elevado el volumen de importaciones. BYD y otros fabricantes chinos representan el 40,8% de las importaciones de vehículos eléctricos en Alemania. Es decir, los fabricantes están acumulando mucho stock antes de que entren en vigor los nuevos aranceles el próximo 4 de julio. Se espera que ese volumen crezca considerablemente durante las próximas semanas si finalmente Europa y China no llegan a un acuerdo en este periodo abierto de negociaciones. Los barcos cargados de coches llegan rápidamente.
Alemania se ha convertido en el epicentro de la actividad. Todas las compañías han fijado en el país su sede europea y desde ahí distribuyen a toda la red comercial del Viejo Continente. Las campas empiezan a saturarse de modelos como el BYD Atto 3, o los MG4 y Zeekr 001. La estrategia acaparadora se está expandiendo rápidamente. Estos coches ya presentes en Europa no se verían afectados ante la subida y podrían ser puestos a la venta con importantes descuentos que servirán para atraer a futuros compradores. En un rumbo mucho más comprometido, muchas marcas chinas tienen el objetivo de fabricar sus coches dentro del espacio europeo. BYD ya ha confirmado su primera factoría en Hungría, pero no será la única.
Una segunda plaza ya está empezando a sonar en los despachos, aunque por el momento no hay detalles concretos de cuándo se construirá ni cuándo. Mucho antes, este mismo año, Chery empezará a ensamblar vehículos de Omoda en las instalaciones de la Zona Franca de Barcelona. Más comprometidos se encuentran los fabricantes europeos que fabrican en China y exportan a Europa. A ellos también les afecta la subida de impuestos, pero su margen de actuación es mucho más limitado. Algunas marcas como Volvo han redirigido rápidamente su fabricación, pero otras no tienen planes para hacerlo. MINI ya está sometida a una gran presión, al igual que Audi y CUPRA. El nuevo Tavascan se fabrica exclusivamente en China y no es posible hacerlo en Europa.