El coronavirus está haciendo tambalearse los cimientos de todo un sistema a nivel global, poniendo en jaque a la sociedad y a la economía. En China, donde se localizó el virus por vez primera, parece que empieza a controlarse la situación después de que el virus haya contagiado a más de 81.000 personas y causado más de 3.200 muertes a fecha de estas líneas. Para hacerle frente, en el gigante asiático levantaron hospitales en apenas unos días, y empresas como BYD han arrimado el hombro de una manera particular: levantando la mayor fábrica de mascarillas del mundo.
BYD es conocido por fabricar coches eléctricos, camiones y autobuses eléctricos y baterías para este tipo de vehículos. No obstante, la situación excepcional provocada por el coronavirus le ha hecho ampliar su negocio, y ha levantado la mayor fábrica de mascarillas del mundo. La planta ya funciona a su plena capacidad y es capaz de producir 5 millones de mascarillas al día, una cuarta parte de toda la capacidad de producción de China.
Para ello hay varios cientos de empleados trabajando en turnos de día y de noche y maquinaria trabajando las 24 horas del día. Además de las mascarillas, también están produciendo 300.000 botellas de gel desinfectante diariamente. Gracias a esto, la empresa está ayudando a aliviar la grave escasez de estos dos elementos que afecta a los hospitales de toda China -y a la población en general-. El objetivo no es otro que intentar frenar la expansión del COVID-19 hasta que llegue una vacuna que consiga erradicarlo.
Línea de producción en la fábrica de mascarillas de BYD.
En otro alarde de músculo económico y capacidad de trabajo propios del país chino, los plazos sorprenden a la vista de cualquiera: BYD solo ha necesitado poco más de un mes para poner en marcha las instalaciones y alcanzar su pico de producción de mascarillas.
El pasado 8 de febrero se empezaron a instalar las líneas de producción, en las mismas salas libres de polvo que anteriormente se utilizaban para el ensamblaje de smartphones. Y eso a pesar de que, según afirma el fabricante, la línea de producción de mascarillas requiere unos 1.300 componentes distintos, el 90% de los cuales son de fabricación propia.
En menos de dos semanas se hizo el trabajo tanto de investigación y desarrollo del producto (las mascarillas) como el de la fabricación de toda la maquinaria necesaria. Unos plazos de récord que no están reñidos con la calidad del producto, pues el mismo gobierno chino ha verificado que las mascarillas de BYD son de «significativamente mejor» calidad que otras similares. Por su parte, el desarrollo de los geles desinfectantes se llevó a cabo en seis días, logrando enviar las primeras unidades a los hospitales en solamente ocho días.