Los tiempos están cambiando, también la industria del automóvil, y con ello también las maneras de obrar de los fabricantes. Mercedes-Benz ha celebrado su primera 'Conferencia sobre medio ambiente, sociedad y gobernanza', en la que ha anunciado sus planes para reducir las emisiones de CO2 no sólo en el uso de sus vehículos sino en toda la cadena de valor. El objetivo: que cada coche de Mercedes-Benz reduzca su huella de carbono a la mitad para el año 2030.
Ese es el paso intermedio antes de llegar a la neutralidad de carbono en toda la compañía. Para finales de esta década, Mercedes-Benz pretende reducir a la mitad las emisiones de CO2 de sus coches a lo largo de toda su vida útil en comparación con los niveles de 2020. La consecución de ese objetivo pasa por cinco claves: electrificación de su gama; recargas con energía baja en emisiones; reducción de emisiones en la fabricación de baterías; mayor uso de materiales reciclados; y más energías renovables en la producción de los coches.
La electrificación de Mercedes-Benz ya es una realidad fehaciente. Su gama incluye seis modelos eléctricos (EQA, EQB, EQC, EQS, EQE y EQV) y hay otros tres más en camino (EQS SUV, EQE SUV y la furgoneta eléctrica EQT). A eso hay que añadir los híbridos enchufables; la mayoría de modelos de la marca tienen una versión PHEV. El objetivo de Mercedes es alcanzar un 50% de ventas de coches eléctricos e híbridos enchufables para 2025, y vender solamente eléctricos en 2030 en los mercados «si las condiciones lo permiten».
Las baterías de los coches eléctricos son la verdadera piedra angular en la reducción de emisiones de carbono. Con el actual mix eléctrico de la Unión Europea, la cadena de suministro y la producción representan más de la mitad de las emisiones de CO2 del ciclo de vida útil de un coche eléctrico.
En este sentido, producir celdas de batería sin emisiones de CO2 (o con emisiones neutras) contribuirá a reducir en un 20% las emisiones totales que supone fabricar toda la batería. Por otro lado, Mercedes espera que los avances en el proceso de producción de ánodos y cátodos contribuyan a conseguir un ahorro adicional en las emisiones de carbono.
Los avances en la tecnología apuntan hacia una mayor densidad energética (que permitirá tener más autonomía con baterías más pequeñas) y también hacia un mejor aprovechamiento de los recursos. Mercedes hace referencia al uso de baterías de litio-ferrofosfato (LFP), cuyos cátodos prescinden completamente del cobalto, y baterías con ánodos de alto contenido en silicio, que tienen una elevada densidad energética. Mercedes también está trabajando en baterías de estado sólido, junto con socios estratégicos como Prologium o Factorial Energy, y está previsto que las tenga listas a partir de 2025.
El lienzo de las baterías y la sostenibilidad no está completo sin hablar de reciclaje. Mercedes-Benz construirá una planta piloto de reciclaje de baterías en la que pretende recuperar el 96% de las materias primas mediante un innovador proceso mecánico/hidrometalúrgico. La compañía estima que fabricar baterías a partir de los materiales reciclados en baterías antiguas permitirá reducir hasta un 70% las emisiones de CO2 en comparación con la fabricación de una batería totalmente nueva (es decir, extrayendo los minerales en su fuente de origen, etcétera).
Otra de las claves para reducir las emisiones totales de un turismo será utilizar acero y aluminio "verdes", es decir, que tienen bajas emisiones de CO2 durante su fabricación. Mercedes quiere no sólo compensar las emisiones generadas, sino evitarlas en la medida de lo posible. A partir de 2025 empezará a utilizar en algunos de sus modelos acero "verde" y está aumentando progresivamente la proporción de aluminio reciclado en sus vehículos (el denominado aluminio secundario). Además, se ha comprometido a utilizar aluminio primario certificado por la Aluminium Stewardship Initiative (ASI), que garantiza que las materias primas se obtienen y se procesan de forma responsable y sostenible, desde la extracción hasta el refinado, pasando por la fundición.
Junto con el uso de materiales reciclados en el habitáculo de los coches, como las tapicerías hechas a partir de plásticos reciclados o los revestimientos del techo fabricados a partir de redes de pesca, Mercedes-Benz pretende incrementar el uso total de materiales reciclados en un 40% en cada uno de sus coches de aquí al año 2030.
Por último, pero no menos importante, la reducción de emisiones en la propia fábrica de ensamblaje. Desde este año, todas las fábricas de Mercedes-Benz tienen emisiones neutras de CO2 (es decir, las emisiones que generan las compensan por otro lado). La compañía alemana aumentará el autoabastecimiento con energías renovables hasta cubrir el 70% de sus necesidades energéticas con energía solar y eólica provenientes de instalaciones en las propias fábricas (o en sus alrededores), así como a través de nuevos acuerdos de compra de energía.