Tras años de noticias intentos fallidos, de rondas de financiación y de rechazos por parte de múltiples empresas para llegar a acuerdos, Fisker puede decir que ya tiene un coche eléctrico de producción, o al menos ello es lo que han anunciado. Con motivo del Salón de Los Ángeles ha sido presentada la versión final del Fisker Ocean, el primer modelo de la resucitada Fisker.
A pesar de no tratarse de un coche eléctrico cuyo diseño sea al 100 % de la propia Fisker, lo cierto es que los socios que se han ocupado de los componentes técnicos más importantes hace que el Ocean llegue al mercado aportando buenas garantías de calidad a sus futuros compradores. Y es que mientras que su paquete de baterías tendrá celdas fabricadas por CATL, la plataforma sobre la que se sustenta es obra del especialista Magna Steyr, quien además será el encargado de producirlo.
Su fabricación tendrá lugar nada menos que en Europa, en la factoría que posee la empresa austriaca en la ciudad de Graz. Desde ahí será distribuido primero a los principales mercados para los que ha sido concebido, China y Estados Unidos, mientras que no se descarta una comercialización en Europa, o al menos en los países más importantes del Viejo Continente, dado que su producción tiene lugar dentro del propio mercado.
Ha comentado Henrik Fisker, CEO y fundador de la marca: "Nuestra misión es crear los vehículos más innovadores y sostenibles del mundo que también sean asequibles, y todo comienza con el Fisker Ocean, ya que adoptamos plenamente un futuro limpio para todos".
Fisker Ocean de producción.
Aprovechando su puesta en escena, la marca ha especificado los precios con los que dará comienzo su andadura comercial. Éstos arrancan en 37,499 dólares (33.100 euros al cambio actual antes de impuestos) que son relativos al acabado Sport. El siguiente en la gama será el Fisker Ocean Ultra, que comenzará en 49,999 dólares (44.130 euros), mientras que el Ocean Extreme comenzará en 68,999 dólares (60.900 euros). Las primeras 5.000 unidades producidas se corresponderán con un acabado especial denominado Fisker Ocean One y costarán de partida los mismos 68,999 dólares de la versión Extreme.
Además de diferencias en equipamiento y atributos estéticos y de diseño, el principal elemento diferenciador entre la versión de acceso Sport y el resto de versiones es la química de sus baterías. En todos los casos el fabriacante de las celdas es CATL, pero mientras que para el Sport optan por incorporar celdas de fosfato de iones de litio, para los niveles más altos se han decidido por celdas de níquel, manganeso y cobalto.
El Fisker Ocean Sport presume de 402 kilómetros de autonomía con una carga completa, mientras que confía en 205 kW (275 CV) de potencia de su motor eléctrico delantero. El Ocean Ultra eleva la autonomía con una carga completa hasta los 547 kilómetros, mientras que dos motores eléctricos producirán 403 kW (540 CV) de potencia. Por último, las versiones One y Extreme llegan hasta 562 kilómetros de autonomía por cada carga y dos motores eléctricos que de manera conjunta rinden 410 kW (550 CV) de potencia.
Fisker Ocean de producción.
Fisker ya acepta pedidos y reservas el Ocean a través de un depósito inicial de 100 dólares, mientras que su producción está previsto que de comienzo a finales de 2022. También estará disponible a través de un modelo de suscripción que la marca ha denominado Flex Lease (que se traduce como leasing flexible), accesible a través de un primer pago de 2.999 dólares (unos 2.650 euros) y pagos mensuales de 279 dólares (246 euros). Se trata en todo caso de precios relativos a su comercialización en Estados Unidos, por lo que dependiendo del mercado variarán.