Poco a poco todos los mitos se han de ir electrificando, en mayor o menor medida, tal y como hemos visto con el MINI Cooper SE o el FIAT 500, dos iconos del diseño europeo que han visto en la electrificación en siguiente paso en su vida comercial, y que irán viendo replicados sus pasos por otros fabricantes con modelos míticos bajo su firma, como Ford y su Mustang, y es que aunque ya vendan coches eléctricos bajo el nombre de Mustang, no se trata del Mustang primigenio.
Hace tan sólo unas semanas asistíamos a la que tal vez fuera una de las presentaciones más esperabas del año, y eso aún sabiendo que no íbamos a poder conducir ninguno de los coches eléctricos allí expuestos. Se trataba del Ford Mustang Mach-E, el primer eléctrico de Ford diseñado y pensado para satisfacer una demanda global por coches eléctricos que va en aumento tomando la designación de su modelo más mítico.
Pero el Mach-E no es un Mustang como los hemos conocido siempre, se trata de un SUV destinado a robar todas las ventas posibles a otros coches eléctricos de carrocería similar como los Volkswagen ID.4, Tesla Model Y o Skoda Enyaq iV, lo que lo aleja mucho del concepto de muscle car que siempre ha caracterizado al modelo y que ha hecho tan famosa la designación de Mustang.
Irremediablemente el Mustang clásico, el coupé que siempre hemos conocido, tendrá que pasarse al lado eléctrico para sobrevivir. Son tantos los que sueñan con una variante cien por cien eléctrica del deportivo americano que empresas como Aviar Motors ya se han atrevido a ejecutar su particular visión sobre la base de un Tesla Model S, con el atractivo Aviar R67 como resultado.
Hoy el protagonista no es un modelo conceptual como sí era el Aviar R67, sino que es una recreación, pero acierta en una serie de aspectos clave sobre los que moldea su personalidad eléctrico y sobre los que Ford debería basarse para, cuando sea el momento, lanzar la versión cien por cien eléctrica de su modelo más mítico, del Ford Mustang.
Para empezar, y como tiene que ser, la recreación toma como base una carrocería coupé, porque de llegar a ver un Mustang completamente eléctrico ha de hacerlo bajo su carrocería de estilo Fastback. Sí, es cierto que el Mach-E tiene el apellido Mustang, y que es una perfecta interpretación de las claves estéticas de un Mustang sobre la carrocería de un SUV eléctrico. Pero no es un Mustang, o al menos no es el Mustang, ya que el Ford Mustang primigenio sigue con su periplo comercial en la gama de Ford por su lado.
Curiosamente el render que ilustra este artículo no es obra de un diseñador independiente o de algún concurso de diseño amparado por la firma, como suele ser habitual, sino que la ha lanzado una compañía de seguros australiana junto a otros seis coches más, todos ellos mitos del mundo del automóvil reinterpretados en clave eléctrica para el año 2050.
Parándonos a analizar el ejercicio de diseño que ilustra el artículo, encontramos que el frontal de este Mustang eléctrico de 2050 toma, de manera muy clara, rasgos de su hermano eléctrico primigenio, el Mustang Mach-E. Vemos esta influencia en su parrilla, ciega por supuesto, que emula las formas de una parrilla tradicional a través de su oscurecido contorno. También las entradas de aire que flanquean el paragolpes por ambos lados
Un elemento más donde vemos claros signos de inspiración en el Mach-E eléctrico son los faros, aunque se de justicio decir que a su vez el Mach-E se inspira en el Mustang clásico, por lo que todo queda en familia. El resto del diseño, a grandes rasgos, se puede decir que es la imagen del Mustang clásico, un coupé de largo capó y corta zaga con abultados y musculosos pasos de rueda.