Una de las pruebas más famosas a las que se somete a muchos de los coches del mercado, eléctricos o no, es la del alce, que evalúa cómo se comportan en un cambio repentino de trayectoria propiciada por una maniobra repentina de evasión. Una prueba que puede ser considerada importante en vehículos con carrocería elevada como los SUV cuando se enfrentan a carreteras con muchas curvas. Cuatro de los SUV eléctricos más populares del mercado se han enfrentado a ella: el Tesla Model Y fue capaz de realizarla a 75 km/h, imponiéndose al Ioniq 5 y al Skoda Enyaq iV, que también la pasaron y al Ford Mustang Mach-E que no fue capaz de superarla.
La revista sueca Teknikens Värld se hizo mundialmente famosa cuando mostró en 1997 como un Mercedes Clase A de primera generación volcaba al enfrentarse a la prueba del alce al no contar con ninguna asistencia electrónica. Estas pruebas se continúan realizando en Suecia, donde son muy importantes, dado el trazado de las carreteras del país escandinavo. El último automóvil que no ha sido capaz de superar esta prueba ha sido el Ford Mustang Mach-E, que se vio superado tanto por el Ioniq 5, el Skoda Enyaq iV y el Tesla Model Y, que fue el mejor de todos.
La prueba del alce muestra la capacidad de reacción de un coche ante un doble giro propiciado por una maniobra repentina. Si bien la mayoría de los conductores no se verán nunca ante una situación como esta, es una prueba que evalúa la capacidad de respuesta conjunta del chasis, la geometría de la dirección y los sistemas de suspensión y frenado. Teknikens Värld estableció que un automóvil debe ser capaz de superarla a una velocidad de al menos 72 km/h.
De los cuatro vehículos evaluados el que mejor comportamiento demostró fue el Tesla Model Y, que logró superar la prueba a 75 km/h. El Ioniq 5 y el Skoda Enyaq iV fueron capaces de pasarla a la velocidad mínima requerida, 72 km/h. Según el periodista Linus Pröjtz, la razón por la que el Ford Mustang Mach-E no ha sido capaz de pasar la prueba por encima de la velocidad requerida es el comportamiento deportivo que el fabricante americano le ha querido dar a este SUV: su zaga es demasiado inestable, pierde tracción y lo desequilibra en los giros bruscos. El control electrónico de estabilidad (ESC) actúa demasiado tarde y de manera poco agresiva, de manera que el coche logra superar la prueba sin derribar los conos a 68 km/h, menor a la velocidad mínima establecida.
El resultado puede leerse en clave positiva, puesto que es fácil de corregir mediante la modificación de la programación del funcionamiento del control electrónico de tracción para que actúe con mayor rapidez y de una forma más activa. Puede ser que Ford haya sacrificado el comportamiento en esta prueba del coche para darle a este SUV un carácter más divertido, con el objetivo de que no desmerezca el apellido que lleva en su carrocería, Mustang, que define automóviles deportivos emblemáticos de la marca del óvalo.