Ayer la firma americana Ford hacía públicas sus intenciones de convertirse en una firma de coches eléctricos pura para 2030 (aunque sólo en nuestro continente), en lo que es esencial su alianza con el Grupo Volkswagen. Para 2023 todo ello debería haberse materializado ya en forma de un coche eléctrico de proporciones compactas llamado a ser el coche clave de Ford en su electrificación en Europa
Tomando la que es su designación más poderosa, Mustang, la firma americana nombró a su primer coche eléctrico concebido como tal desde cero. Y si bien es cierto que se trata de un coche eléctrico muy competente, la verdad es que está llamado a desempeñar tan sólo el papel de coche eléctrico halo de la marca del óvalo en Europa.
El coche que de verdad sentará la base eléctrica de Ford de cara a su electrificación parcial en 2030 será el que la firma está desarrollando sobre la plataforma modular para coches eléctricos MEB de Volkswagen. Ayer, en su comunicado, la firma americana dejaba claro que su fabricación tendrá lugar en la factoría alemana de Colonia, que sufrirá una reforma que se llevarán gran parte de los 828 millones de euros que Ford ha destinado al impulso de la movilidad eléctrica en Europa.
El primero de los coches que se ha comercializado basado en la plataforma MEB del Grupo Volkswagen ha sido el ID.3, que ha revolucionado el panorama de las ventas de coches eléctricos en Europa, llegándose a colar entre los cinco compactos más vendidos de todo el continente.
Que esté basado sobre la plataforma modular MEB supone poder acotar en muchos aspectos los números que rodearán este nuevo modelo americano pero de ascendencia alemana.
En base a ello se espera que el nuevo coche eléctrico de Ford se equipare en proporciones al ID.3, y aunque pudiera aumentar el tamaño con respecto a este, a Ford no le conviene ya que se acercaría peligrosamente al Mustang Mach-E, lo que podría propiciar una canibalización de las ventas de ambos modelos. No se descarta, sin embargo, que se diseñe en torno a la filosofía de un SUV compacto, que de paso facilitará la tarea de albergar el paquete de baterías bajo el piso del habitáculo. Algo que sí parece un hecho y que el diseñador jefe de Ford ha confirmado a Autocar es que heredará rasgos estéticos del Mach-E eléctrico.
Si lo conocido hasta el momento es cierto, podemos estar antes un SUV eléctrico de tamaño y proporciones similares a las del Ford Puma.
El aspecto técnico también queda marcado por el uso de la plataforma MEB, y salvo sorpresa, el nuevo retoño eléctrico de Ford no debería sentar un punto y aparte en cuanto a especificaciones técnicas. Aspectos como la autonomía y densidad de energía de su paquete de baterías no deberán diferir en demasía con respecto a lo mostrado por el ID-3 de Volkswagen, que recientemente estrenaba en España su versión de acceso más asequible.
Es por ello que podemos esperar autonomías de entre 300 y 500 kilómetros en base al ciclo WLTP en las versiones de mayor capacidad técnica, así como potencias que no irán más allá de los 150 kW que el compacto eléctrico alemán rinde en su versión de mayores prestaciones. Salvo sorpresa en la densidad energética de su paquete de baterías, las versiones de mayor capacidad deberán rondar los 77 kWh máximos de los que también goza el Volkswagen ID.3.
Dadas las pretenciosas intenciones de Ford de fabricar este coche eléctrico en una escala de gran volumen, algo que ha quedado en el aire es si es incompatible la fabricación de este con la continuidad del Ford Fiesta, que se fabrica en la factoría de Colonia, desde donde se abastece la demanda del utilitario de todo el mercado europeo.