Han sido muchas las marcas que han propuesto la conversión del pavimento de las carreteras en dispositivos de carga inalámbrica. Tal es el auge que está teniendo esta idea que empresas de diferentes lugares del mundo ya están trabajando en hacer realidad este tipo de proyectos. Y aunque muchas firmas automovilísticas opten más bien por este tipo de solución para los garajes personales, otras como Ford ya apuestan por unas vías de circulación avanzadas a su tiempo.
Una filtración ha mostrado los planes de futuro de Ford. Esta tecnología fue registrada en la Oficina de Marcas y Patentes de Estados Unidos (USPTO) y es de allí de donde ha salido esta filtración publicada por Green Car Reports. En los bocetos y en la descripción del propio proyecto queda claro cómo los ingenieros de la marca buscan incrustar en el asfalto una serie de bobinas conectadas a la red y que, a su vez, transmitan la energía necesaria para recargar de forma inalámbrica los vehículos eléctricos que circulen por encima.
En la propia patente se describe el proyecto como “Monitoreo de la alineación de la bobina de carga de la carretera”. Fue registrada oficialmente el pasado 20 de enero de 2023. Posteriormente, fue modificada y publicada de nuevo el 20 de julio, puntualizando su funcionamiento con mayor precisión.
Según Ford, los vehículos deberán ir equipados con un radar de penetración terrestre para detectar las mencionadas bobinas acopladas en el asfalto y redirigir su energía hacia el sistema de bobinas incorporado en los bajos del coche. Todo ello bajo la idea de maximizar la potencia de carga del vehículo alineándolas con mayor precisión. La descripción literal del proyecto es la siguiente:
“La invención optimiza el acoplamiento inductivo entre las bobinas de recepción montadas en el vehículo y las bobinas de transmisión integradas en la carretera para maximizar la tasa de carga del vehículo mientras se conduce a gran velocidad en una carretera. El radar de penetración terrestre (preferiblemente un radar de banda ultra ancha o UWB) detecta y mapea las bobinas de carga integradas para que se pueda trazar una trayectoria del vehículo con la capacidad de carga óptima”.
El avance y la integración de este avance supondría la posibilidad de montar baterías más pequeñas y ligeras en los coches eléctricos actuales, reduciendo su coste. Además, la reducción de peso supone una mayor autonomía y una mejor dinámica de conducción. Sin embargo, no todos los puntos de este proyecto son positivos, ya que presenta algunos inconvenientes.
En primer lugar, su coste. Las obras de instalación requerirían que decenas de kilómetros de asfaltado deban ser repuestos. Además, también hay que tener en cuenta el capital invertido en el desarrollo y fabricación. Como segundo punto estaría su propia limitación a la hora de recargar numerosos vehículos al mismo tiempo. En Suecia, hace unos meses, se llevó a cabo un experimento con este tipo de avance donde se alcanzó una potencia promedio de 70 kW, mientras que otras como ElectReon hizo lo propio con un nivel similar, rodando un vehículo a una velocidad de hasta 110 km/h. Por ello, se necesitarían vías de larga distancia para que el vehículo pudiese recargar por entero su batería.
Por el momento, esto no es más que una patente sin visos a convertirse en realidad a corto plazo. Por otro lado, Ford también ha coqueteado en numerosas ocasiones con la posibilidad de instalar conexión inalámbrica sobre coches eléctricos para cargarlos en el hogar. Queda claro que el futuro de la electrificación móvil pasa,en gran medida, por la desaparición de los cables.