La crisis que todos los expertos están vaticinando para Europa está provocando que muchas compañías no vean el momento adecuado para invertir en la zona. La crisis generada por el conflicto bélico de Ucrania, y los problemas derivados está causando estragos en las cadenas de suministros y en los precios. Con el IPC de todos los países miembros disparado, Ford ha considerado que no es el momento de invertir en la planta de Valencia, paraliza los planes que tiene para la planta de Almussafes, aunque sigue apostando por ella.
Las perspectivas no son buenas. Todo el mundo alerta de un final de año muy duro para la zona euro. Con una más que previsible entrada en recesión de la mayoría de los países, España prevé un retroceso de casi el 2,5% del PIB. Si a eso le sumamos que los costes de materias primas y de la energía están completamente desbocados, está claro que muchas compañías van a seguir los pasos de Ford. La cautela será la tónica general hasta que no se vislumbre un final al duro periodo que está por venir.
Ford ha anunciado que renuncia a parte de los fondos europeos de recuperación destinados para España, es decir que renuncia a parte de los fondos PERTE que fueron anunciados hace meses por el Gobierno. El retraso se debe, según palabras textuales “a una perspectiva revisada para Europa”. Estados Unidos parece haber detenido su inflación, pero Europa no. No se sabe cuándo Ford retomará sus planes iniciales, aunque ha afirmado que sigue confiando en la planta valenciana como un eje principal para la estrategia eléctrica europea a partir de 2025.
Tras una lucha con la planta de Saarlouis en Alemania, la fábrica de Ford en Almussafes finalmente fue la seleccionada para fabricar la próxima generación de coches eléctricos destinados para Europa. El centro valenciano lleva años luchando por sobrevivir. EREs, recortes de producción y muchos problemas que se vieron acabados con el anuncio oficial de Ford. Una fuerte inversión en la central española que la pondría en el mapa como una de las plantas más importantes del fabricante americano. Una alegría que ahora se ha visto neutralizada.
Por el momento la directiva ha anunciado que no espera eliminar puestos de trabajo en la planta, aunque desde hace mucho se han ido proponiendo reestructuraciones de personal ya que la fabricación de coches eléctricos requiere menos mano de obra. A principios de esta misma semana Ford anunció que pensaba despedir a unos 3.000 trabajadores por esta misma situación, aunque ese anuncio se centra principalmente en plantas de América del Norte y la India.
A lo largo del pasado mes de mayo la compañía había solicitado fondos de ayuda al programa PERTE por un total de 106 millones de euros, fondos que le habían sido concedidos y a los cuales ahora está renunciando. Ford ha asegurado que trabajará con las autoridades locales y estatales para identificar otros posibles fondos que sufraguen parte de la fuerte inversión programada para la planta valenciana. La estrategia inicial contemplaba un inicio en la producción para mediados de 2025, aunque es posible que esa fecha se retrase tras el reciente anuncio.