Los ministros de economía francés y alemán han formalizado un acuerdo para dar forma a una industria europea para el suministro de baterías para coches eléctricos. Los términos de esta alianza, anunciada el pasado martes 18 de diciembre en París, se reflejan en una hoja de ruta dirigida a desarrollar en Europa las tecnologías actuales y futuras que le permitan competir en el mercado con los grandes fabricantes asiáticos que lo dominan en la actualidad.
El convenio fue presentado por el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire y su homólogo alemán, Peter Altmaier. El primer paso que se refleja en la estrategia definida por ambos gobiernos es el establecimiento de una lista de consorcios que debería estar definida a finales del primer trimestre de 2019, para ser enviada a la Comisión Europea y acceder al Foro Estratégico para Proyectos Importantes de Interés Común Europeo (IPCEI). A través de éste foro los proyectos puede eludir las reglas habituales para lograr ayudas estatales y permite que cada gobierno financie cada uno de los proyectos a través de inversiones conjuntas con la industria privada, que favorecen que las cadenas de valor resulten más sólidas.
Francia aún no ha anunciado el presupuesto que dedicará a este sector en los próximos años. Mientras, el gobierno alemán ya ha aprobado la inversión de 1.000 millones de euros hasta 2022 para la investigación y desarrollo de celdas de baterías por parte de sus empresas.
Los consorcios que serán enviados a la Comisión Europea son los formados por la francesa Saft, la alemana Siemens y la belga Solvay y las alemanas BASF, Varta y la filial del fabricante alemán Ford-Werke.
Para Bruno Le Maire, la firma de este acuerdo franco-alemán es esencial para evitar que Europa se retrase en esta industria frente a la competencia. En sus declaraciones advierte que "Europa está hoy en una encrucijada" y añade que "o se toman las decisiones necesarias para convertir a Europa en una potencia industrial con todos los medios financieros y tecnológicos necesarios, o nos haremos dependientes de otros países como China, Corea o Estados Unidos".
El acuerdo entre los gobiernos francés y alemán requiere de los fabricantes que se posicionen no solo ante las tecnologías actuales, sino especialmente ante el desarrollo de las siguientes generaciones de baterías. El trabajo en Investigación y Desarrollo que se realice a partir de ahora debería permitir competir a las empresas europeas ante el progreso tecnológico en los próximos años y fortalecer su competitividad frente a los actores asiáticos.