China amenaza el status quo del mundo y de la industria del automóvil. El gigante asiático ha despertado de su centenario letargo y en poco tiempo ha demostrado estar a la altura de cualquier otro fabricante tradicional de vehículos. Ese poder ha asustado al resto del planeta. Estados Unidos, Canadá y Europa ya han levantado muros económicos para impedir o al menos retrasar su llegada masiva. Los nuevos aranceles a las marcas chinas servirán de poco si los fabricantes chinos exportan la producción. Eso es lo que se está planteando seriamente Geely. La compañía busca un sitio para abrir su primera fábrica en Europa con la que evitar las sanciones económicas.
China y Europa están inmersas en una batalla comercial nunca antes vista. El coche eléctrico centra toda la atención de esa guerra. A principios de verano, Bruselas activó nuevos aranceles para la importación de vehículos eléctricos procedentes de China. La medida todavía no ha tenido el impacto deseado ya que el volumen de trabajo es todavía bajo. Sin embargo, los aranceles no detendrán las estrategias chinas, pero sí las modificarán. En el futuro llegarán más modelos a nuestro mercado y muchos de ellos ya estarán ensamblados en Europa sin la necesidad de tener que pagar impuestos adicionales.
Nuevas estrategias para evitar la aplicación de los aranceles europeos
No es la primera vez que hablamos de algo así. BYD ha sido la primera en iniciar las obras de su primera fábrica en Europa. Ya se plantea una segunda. MG, que es la compañía más perjudicada por los nuevos aranceles, también busca un espacio donde ubicar su primera fábrica en el Viejo Continente. Omoda y Jaecoo (Chery) se han hecho con el control de las instalaciones abandonadas de Nissan en Barcelona. Y así con todo. China tiene el poder, la determinación y la necesidad de expandir su industria automovilística. Geely ya es el décimo mayor fabricante del mundo, el primero chino en entrar en la prestigiosa lista.
Zhejiang Geely Holding Group, más conocido como Geely, tiene en su haber un amplio abanico de marcas, algunas de ellas europeas como Volvo, Polestar, Lotus o Smart. A esas podemos sumar otras menos conocidas en nuestras latitudes, como son Lynk & Co, Zeekr, LEVC o la propia Geely. La compañía ha reconocido abiertamente que está negociando con las autoridades de Polonia para fijar en el país la primera de sus fábricas, sin contar con las de Volvo, en Europa. Sin embargo, las negociaciones no van por la buena senda que se esperaba. Los funcionarios polacos han reconocido que tienen dudas, no ven a Geely como un socio ideal.
Esta misma semana, Geely ha abierto un centro de desarrollo en Frankfurt, ciudad en la que se establece la sede europea de la compañía. Según el vicepresidente de Geely, Li Chuanhai, las negociaciones siguen adelante, pero “aún no estamos al 100 por ciento”. “Tenemos muchas posibilidades”. Ambas partes buscan un acuerdo que les satisfaga. Geely cuenta con mucha presencia en Europa. Los chinos no sólo poseen la marca Volvo, también poseen grandes participaciones en empresas como Aston Martin y Mercedes. Con Renault cuentan con una empresa conjunta, Horse, especializada en el desarrollo de sistemas híbridos con sede en España.
