A pesar de todos sus problemas financieros, Faraday Future sigue adelante en su propósito de poner en el mercado el FF91. Para ello, además de planear la construcción de una planta de fabricación en China capaz de producir anualmente más de 100.000 unidades, también está negociando con el Grupo Geely para que fabrique sus coches eléctricos por contrato, además de colaborar en su desarrollo en un nuevo centro de investigación. Con las conversaciones todavía por cerrarse, la estrategia de la empresa con sede en los Ángeles se trasladaría a China, donde realmente tiene sus raíces y podría diversificarse en dos direcciones, fabricación propia en su planta californiana y la externa por contrato.
La información ha sido publicada por la agencia Reuters, que cita tres fuentes que no han querido ser identificadas. Las conversaciones entre Faraday Future y el Grupo Geely, acaban de ponerse en marcha, y por lo tanto los términos del acuerdo son susceptibles de cambiar. Además el fabricante se ha puesto en contacto este mes con sus posibles inversores para informarles sobre la ubicación de su nueva planta en China: "una ciudad de nivel 1 dentro del país asiático". En la fase inicial, esta planta será capaz de ensamblar más de 100.000 unidades al año, lo que sugiere que planea una ampliación posterior de esa capacidad.
Según dos de esas fuentes, la instalación contaría además con un centro de investigación y desarrollo de vehículos. Con esta estrategia doble, Geely no solo podría construir el FF 91 como fabricante por contrato, sino que también ayudará a Faraday Future a mejorar la ingeniería de sus coches eléctricos y aportará su experiencia en tecnologías de conectividad muy relacionadas con la conducción autónoma.
Interior del FF91.
Presentado en el CES 2017 de Las Vegas, el FF91 se anunció como un coche totalmente eléctrico con una potencia de 1.050 CV y 700 kilómetros de autonomía. En ese momento, FF dijo que el vehículo, catalogado como el "más avanzado tecnológicamente del mercado", había recibido un total de 64.124 reservas a nivel mundial con un pago inicial de 5.000 dólares (4.500 euros).
La intención de su CEO Carsten Breitfeld es que su fábrica de Hanford en California produjera, a partir de septiembre de 2020, 10.000 unidades del FF91 cada año. La empresa comenzó a tener serias dificultades económicas a raíz de una disputa con una de sus principales fuentes de financiación, Evergrande Health. Eso obligó a la startup californiana, fundada por el controvertido multimillonario chino Jia Yueting, a reducir el salario de sus trabajadores un 20% y frenar los planes de producción del FF91. Los continuos problemas con la financiación acabaron con su dimisión. La startup se declaró en bancarrota en octubre de 2019, y desde ese momento está intentando resucitar de sus cenizas para lograr poner en el mercado el FF91
En octubre del año pasado Breitfeld, confirmó su intención de que la compañía cotizara en bolsa, de manera que con la entrada de nuevo capital, se pudieran resolver los problemas financieros de la empresa.