La industria del automóvil, como bien sabemos, está sumida en tiempos de cambio. Cambios que llegarán de la mano de los coches eléctricos, y que traerán consigo oportunidades para nuevos fabricantes, y la obligación de sobrevivir o de buscar soluciones para los que ya están asentados. Habrá muchos que dado el cambio de paradigma puedan cambiar su posición como jugador en la industria y situarse en un plano más relevante, pero este desde luego no es el caso de Honda, pues dentro de poco no podrá ser definida como una empresa automotriz, según su CEO.
Más allá de Tesla, cada vez son más los nuevos fabricantes que de manera exitosa empiezan a fabricar en serie sus coches eléctricos y los comercializan. Lucid Motors, Rivian, NIO e incluso Polestar, que actúa como firma independiente de Volvo, son los primeros protagonistas que se han introducido en este complicado sector, en el que también militan los grandes protagonistas de la industrias con gamas de coches eléctricos como la EQ de Mercedes, la ID. de Volkswagen o la i de BMW.
Los plantes y la actual tesitura de Honda han quedado expuestos por el nuevo CEO de la compañía japonesa, Toshihiro Mibe, quien en une entrevista con el diario Automotive News Europe ha dado a conocer al mundo su parecer sobre la marca que ahora comanda.
Honda NSX.
El caso de Honda como fabricante de coches y motores de combustión es, desde luego, particular. Incluso teniendo en cuenta sólo su andadura en coches de combustión interna, la marca japonesa siempre ha gozado de una fama de ser un fabricantes de coches de gran calidad con motores que ya fueran diésel o gasolina presumían de una gran fiabilidad. Una imagen que no se ha visto nunca traducida del todo en números, pues sus ventas nunca han acabado de destacar en Europa, y ni siquiera en Asia, donde sí tiene más protagonismo, acaba de despuntar.
Honda sabe que si ahora vende un número de turismos muy justo, con los coches eléctricos potencialmente esto no cambiará, sino que irá a menos. Y esto no es algo relativo a Honda, sino que afectará a todos los fabricantes, pues parte de la demanda se desviará a servicios de car sharing, alquiler de vehículos por temporadas y servicio similares. Sobre esto último ha comentado Mibe: "Tengo una imagen concreta de más allá de 2030: la estructura social cambiará, no solo para los automóviles sino también para otras áreas. El modelo de negocio en sí tiene que cambiar."
Un hecho que siempre ha jugado a favor de Honda es que nunca ha tenido que recurrir a una alianza para tecnológicamente estar en la brecha con los demás fabricantes, siendo de los pocos fabricantes que no han entrado en ningún gran grupo automovilístico. Sin embargo Honda sabe que no va a poder mantener esta postura mucho más tiempo.
"No estoy simplemente obsesionado con mantener la independencia. No es 'la independencia primero'. "Si la holdear acciones se vuelve necesario como parte del porvenir, entonces deberíamos considerar eso también". No obstante, esa tesitura no es en la que se encuentra hoy por hoy Honda. "Si miramos a Honda ahora, ¿podemos hacer todo por nosotros mismos? Desafortunadamente, la respuesta es no. Así que estaré considerando las posibilidades de una alianza o alianzas".
Toshihiro Mibe.
En resumidas cuentas, Mibe menciona sobre el futuro de Honda que "ya no será una empresa automotriz". Y es que con cuotas de mercado que apuntan a reducirse aún más, y con los costes de desarrollo y producción más altos que nunca a causa de la tecnología que requiere un coche eléctrico, la marca ha de diversificar sus medios para sobrevivir, y que la clave estará en las alianzas con otras empresas, y no necesariamente dentro del sector de la automoción, sino que también menciona compañía tecnológicas y de cualquier otro tipo.
Seguía comentando: "Debo decir que ya la verdad es que ya estoy pensando en ello". Abre la puerta Honda así a que otros fabricantes se postulen a una alianza consigo, aunque el que tal vez más jugoso se antoja, Apple, ha quedado descartado por el CEO de la empresa japonesa.
Por tanto, Honda no se desmarcará del todo del sector de la automoción, pues ve los coches eléctricos por baterías como una gran baza, pero éstos no serán su principal preocupación, pues en la revolución que se espera en sus filas también habrá tiempo para la tecnología aeroespacial, así como incluso para las telecomunicaciones.