Elon Musk, CEO y director de Tesla, se refirió en 2017 a la producción del Tesla Model 3, justo cuando empezaba a fabricarse la berlina, como el 'infierno de la producción'. Sin embargo, poco sabía Musk que el período que iba a empezar se iba a convertir en un infierno, sí, pero en un infierno personal.
Elon se propuso objetivos muy ambiciosos con un modelo que se iba a convertir en el más importante de la empresa, un coche del que dependían sus cuentas, ya que era el vehículo elegido para generar, casi por primera vez, beneficios en una compañía que se ha caracterizado por un enorme gasto de dinero de forma continua. La mala noticia llegó en diciembre de 2017, cuando Tesla no consiguió ni siquiera acercarse al objetivo propuesto. Tampoco lo hizo en enero, marzo o mayo y, mucho tiempo después, el pasado junio, conseguía producir 5.000 unidades semanales del vehículo, la marca prevista para el pasado diciembre.
Los constantes retrasos en la fabricación de la berlina se mezclaron con balances económicos negativos, pérdidas, gasto de capital y un descenso considerable en bolsa. Los inversores dejaron de confiar en la marca, que no obtenía beneficios ni detenía la sangría de gastos. Por si fuera poco, las marcas alemanas se preparan para lanzar sus eléctricos y Ford y General Motors, rivales locales, están a la última en cuanto a conducción autónoma. Tampoco ayudaba Musk en Twitter publicando mensajes que han afectado negativamente a su persona y a la empresa, como los referidos a uno de los submarinistas de la operación que salvó a los niños de la cueva en Tailandia. Del mismo modo, declaraciones como "ve a Ford, parece una morgue", en una entrevista en el Wall Street Journal, tampoco eran del agrado de los accionistas. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?
Sobrevivir en la jungla
Tesla nacía en 2003 de la mano de Elon Musk, Martin Eberhard, JB Straubel y Mark Tarpenning, aunque Musk siempre fue la cara visible. La empresa veía la luz en un ecosistema dominado por la gasolina, literalmente. Pick-ups, camionetas y Hammers eran los favoritos de Estados Unidos y Tesla quería innovar en un ambiente hostil contra la nueva competencia y completamente desinteresado por la electricidad.
Fue entonces cuando el tesón y la perseverancia del sudafricano hicieron sobrevivir a la compañía, montando la infraestructura de carga necesaria y creando, sobre todo, coches que fueran deseables y se asociaran, instantáneamente, a un estatus bienestante y de clase alta. El Model S y el Model X se encargaron de ello y las prestaciones no fueron más que un argumento que ayudó a convencer a los escépticos. El Model 3, la berlina para las masas, en un volumen de producción normal, ha llegado para ser el líder del segmento eléctrico, barriendo a la competencia en Estados Unidos.
El peor año de la vida de Musk
El Model 3, sin embargo, ha sido también el protagonista del "año más duro y doloroso" de la carrera de Musk, según admitió el mismo CEO en una entrevista en The New York Times. Para conseguir un objetivo tan importante para su empresa como ha sido el de llegar a las 5.000 unidades semanales producidas de su berlina, Musk ha tenido que dormir en su empresa, "trabajar hasta 120 horas semanales", enfrentarse a la prensa, analistas y críticos, que se multiplicaban tanto como sus seguidores.
Durante este año, que Elon recuerda emocionado en la entrevista, asegura haberse pasado noches en vela y días enteros en su empresa intentando acercarse a su objetivo. Al final llegó un mensaje en Twitter que precipitó una ola de respuestas y reacciones. "Estoy considerando privatizar Tesla a 420 dólares. Financiación asegurada", rezaba el mensaje. Musk lo escribió en su coche, un día por la mañana tras salir de casa. Las acciones se dispararon para, a los pocos días, volver a caer. La financiación asegurada, como admitía más tarde el mismo Elon, no estaba tan asegurada y el SEC, el regulador del mercado estadounidense está investigando el mensaje, que podría acarrear multas importantes.
Am considering taking Tesla private at $420. Funding secured.
— Elon Musk (@elonmusk) 7 de agosto de 2018
¿Debería alguien relevarle o, como mínimo, ayudarle?
Este mensaje, independientemente de si se termina llevando a cabo una privatización o no, es una muestra más del desgaste que ha sufrido el sudafricano este último año, que ha terminado por hacerle contemplar la idea de ser relevado. "Si tienes a alguien que puede hacer un mejor trabajo [al frente de Tesla] por favor, házmelo saber. Puede quedarse el trabajo", llega a decir. "Si hay alguien capaz de hacerlo mejor, puede tomar las riendas ahora mismo", añade.
En la entrevista, Musk asegura que el trabajo este último año le llevó casi a perderse la boda de su hermano, celebrada en Cataluña, y le ha obligado a pasarse días importantes, como su cumpleaños, encerrado en la factoría las 24 horas. "Lo peor ya ha pasado desde el punto de vista operativo de Tesla", asegura. "Pero por lo personal, lo peor está aún por llegar".
El New York Times describía un ejecutivo literalmente abatido y muchos se han planteado si es hora de relevarle o, como mínimo, buscarle ayuda. Arianna Huffington, la fundadora del Huffington Post, le recomendó cambiar la manera de trabajar para hacerlo más acorde con lo que la ciencia recomienda para ser más efectivo y mantener su salud. Unos días más tarde, Elon le contestaba a las dos y media de la mañana. "Acabo de llegar a casa de la fábrica. Crees que esto [su propuesta] es una opción. No lo es", escribía en Twitter.
Ford & Tesla are the only 2 American car companies to avoid bankruptcy. I just got home from the factory. You think this is an option. It is not.
— Elon Musk (@elonmusk) 19 de agosto de 2018
Poco después trascendían noticias afirmando que la junta de Tesla está buscando nuevo talento, concretamente un COO, director de operaciones. El Times también publicó que la junta de la firma de Musk había tanteado a Sheryl Sandberg, exejecutiva de Facebook, para convertirse en la número 2 de la marca. Sin embargo, el mismo Elon desmintió esa noticia. "No hay una búsqueda activa actualmente", decía y, además, la junta publicó un comunicado en el que se refería a las noticias de sus reuniones como "falsas" y al comportamiento de la prensa como "irresponsable".
Tesla ha trabajado muchos años sin la figura del COO y cuando se le ha preguntado ha desaprobado la opción. Sin embargo, esta figura relajaría sus horarios tan concurridos, no solo por su trabajo, sino también por su autoexigencia. En el libro Elon Musk: El empresario que anticipa el futuro, Vance Ashlee explica que al CEO le gusta estar presente en todas las reuniones posibles, desde las más importantes, hasta las que tienen que ver con pequeños detalles de sus vehículos. La figura del COO aliviaría su trabajo, si encontrara alguien "lo suficientemente bueno" como para confiar ciegamente en su criterio. El debate está servido.