Las ventas de vehículos eléctricos crecen cada mes. Y lo hacen en todos los mercados, el europeo, el estadounidense, el chino. La cada vez mayor oferta de modelos eléctricos, las campañas de publicidad y la legislación de emisiones está ayudando a que los compradores ya no vean la compra de un coche eléctrico como un sacrificio sino como una opción más a tener en cuenta. Este escenario viene propiciado por las multimillonarias inversiones de los fabricantes tradicionales en la creación de plataformas específicas, el desarrollo de modelos eléctricos desde cero y la fabricación de baterías. Un fabricante sin herencias en la combustión, Tesla, domina el mercado, pero todos los demás quieren cambiar eso.
Los fabricantes tradicionales han optado por diferentes estrategias para maximizar su participación en el mercado de vehículos eléctricos. Una de ellas es ofrecer una variante eléctrica con el mismo aspecto que las de combustión, para que el usuario no tenga que adaptarse a diseños nuevos. Otra es crear nuevos modelos diferentes, solo eléctricos, con un diseño nuevo basado en la tecnología y la diferenciación. Otros están tratando de explotar sus modelos más icónicos para rescatarlos del pasado y darles una segunda vida como vehículos eléctricos, basados en un diseño entre vintage y tecnológico.
Ford está teniendo bastante éxito con su primer modelo completamente eléctrico. Su estrategia aquí es utilizar un diseño nuevo apoyándose en el nombre del icónico Mustang que forma parte de la historia de la marca. El Mustang Mach-E hereda algunos rasgos de su tocayo de combustión, pero es un coche eléctrico nuevo que ha sido muy bien acogido por los clientes. Junto a él, aunque por ahora solo en América, la pick-up eléctrica Ford F-150 Lightning aparece como una variante dotada de esta tecnología que completa la gama del modelo más vendido por la marca.
Toyota está tratando de capitalizar su imagen como marca segura y eficiente basándose en sus modelos híbridos convencionales. SI bien parecía reticente durante los primeros años, renunciando a ofrecer un modelo totalmente eléctrico compartiendo catálogo con sus híbridos, finalmente ha optado por crear una línea de coches 100 % eléctricos bajo el paraguas de una nueva denominación bZ (beyond Zero) que continua explotando la imagen de "marca eléctrica" que Toyota reclama para sus híbridos.
Sea cual sea la estrategia, detrás es necesario un apoyo económico que se traduce en inversiones de miles de millones en muy pocos años. Este es un resumen rápido de las que algunos de los fabricantes más importantes están dedicando a la movilidad eléctrica en su carrera por vencer a Tesla, que todavía mantiene el dominio sobre la cuota de mercado de vehículos eléctricos.
Durante los próximos cinco años, Volkswagen gastará alrededor de 73.000 millones de euros en electrificación y tecnología digital. Con su oferta actual formada ya por varios modelos de la familia ID y los que se unirán en los próximos meses, el fabricante de automóviles alemán está experimentando una gran demanda con un aumento de ventas globales de 27 % en la primera mitad de 2022.
Toyota ha anunciado que gastará 8 billones de yenes (alrededor de 70.000 millones de euros) para desarrollar hasta 30 modelos diferentes y alcanzar su objetivo de tener 3,5 millones de coches eléctricos circulando por las carreteras de todo el mundo para 2030. Esta inversión no solo se dedicará a crear nuevos modelos, las baterías también forman parte de su estrategia centrándose sobre todo en hacer viables las de electrolito sólido.
General Motors ha anunciado que gastará 35.000 millones de dólares hasta 2025 en vehículos eléctricos y tecnología de baterías. Mientras tanto, junto a LG y utilizando el préstamo del DOE de 2.500 millones dólares, construirá tres fábricas de baterías en Estados Unidos.
Ford invertirá 5.000 millones de dólares en 2022 solo en vehículos eléctricos. Además, la compañía planea inyectar otros 50.000 millones hasta 2026 en inversiones de capital (CAPEX), inversiones directas y otros gastos