Sonaban campanas de acuerdo empresarial en Japón como medida para contrarrestar lo perdido en cuota de mercado de vehículos, a favor de la competencia china que tiene propuestas de más bajo coste. Y a lo que iba a ser cosa de Honda y Nissan, también se le ha sumado Mitsubishi.
Se ha confirmado ya de forma oficial, y lo que se busca es compartir sinergias para luchar contra la dura avanzadilla de coches de los fabricantes chinos, que empiezan a arrasar más allá de su mercado local.
Todo Japón contra China
De hecho, BYD ya tiene una participación importante en cuanto a ventas y exportación en Japón, y las marcas niponas han tenido que reaccionar ante lo que está por llegar.
Estos tres constructores no son los únicos que se han unido en Japón, sino que Toyota, Subaru, Suzuki y Mazda ya están aliados para combatir en el sector del automóvil.
Se forman, por tanto, dos bandos diferentes en el país, que tendrán que estar pendientes de lo que pasa en China. De momento, lo que necesitan es unir fuerzas, compartir experiencia y reducir sus costes operativos colaborando en investigación y desarrollo.
Y la situación actual está encaminada a los vehículos híbridos, especialmente los PHEV, pero sin perder de vista a los 100% eléctricos, teniendo que cuenta que la estrategia de BYD es esa, y les está yendo bien más allá de sus fronteras.
Los registros de ventas así lo dejan claro tras analizar lo que ha dado de sí el constructor chino este año, que mes a mes suma récords de producción y ventas de sus automóviles, y que está cada vez más presente en territorios extranjeros, hasta hace unos días en 88 países.
Por tanto, esta alianza irá orientada a la electrificación de sus gamas, con la posibilidad de que cada marca se centre en una tecnología o versiones concretas, que después compartirían en los catálogos de las tres marcas.
Importante, cuando menos, que ya han confirmado que van a trabajar en una plataforma específica denominada SDV, y que van a unir fuerzas en cuanto a la mejora y el suministro de los paquetes de baterías para coches eléctricos e híbridos enchufables, entre otros componentes importantes como los motores.
De este modo, podrían reducir los costes, o mejor dicho compartir los gastos, optando así a poder ofrecer una gama de vehículos en rangos de precios más cercanos a los propuestos por los fabricantes chinos, que a priori son más baratos.
Una posible solución para la cuota de mercado que han perdido y que seguirán perdiendo hasta que consigan ponerse al nivel de China.