La retroingeniería es esencial en la industria del automóvil. Forma parte del juego y todas las marcas asumen y aceptan que sus rivales van a tratar de copiar lo que ellos saben. No es ningún secreto que las marcas se espían las unas a las otras. Es habitual que ingenieros de una marca prueben modelos de la competencia para descubrir dónde pueden mejorar. Esta política se aplica en todo el mundo, desde Estados Unidos a China, pasando por Europa y también Japón. Puede que los japoneses sean los que más tienen que aprender en materia de coches eléctricos, pero lo que acaban de descubrir les ha dejado con más incógnitas que respuestas. El desmontaje de un BYD Atto 3 ha sido la clave.
Junto a Tesla, BYD se ha convertido en la mayor fuerza dominante del mercado eléctrico internacional. Los de Shenzhen son capaces de producir y desarrollar vehículos a un ritmo vertiginoso. No hay semana que no presenten un nuevo modelo o la actualización de uno ya a la venta. Su presencia internacional es total, aunque Japón es un mercado muy limitado en cuanto a coches eléctricos. Apenas representan un 1% de las matriculaciones totales y son pocas las marcas que se atreven, salvo las japonesas claro, a lanzarse a la aventura comercial. BYD es una de ellas.
BYD juega con ventaja gracias a su ecosistema circular y propio
El BYD Atto 3 fue el primer modelo de la compañía en llegar a la isla. Desde entonces, los chinos han sumado dos unidades más, el Dolphin y el Seal. Allí, al igual que aquí, destacan los precios de venta. Un Atto 3 está disponible desde los 4,4 millones de yenes, unos 26.765 euros al cambio de moneda. Es un precio muy atractivo según los estándares japoneses. Si bien el producto es de sobra conocido por todos, la sorpresa de los japoneses ha llegado a la hora de revisar las entrañas del vehículo. La Oficina Económica y Comercial de Japón Central ha celebrado un seminario para explorar las tendencias en vehículos eléctricos de batería. Cerca de 70 empresas de componentes locales han asistido a un evento donde se han expuesto más de 90.000 piezas y 16 vehículos eléctricos extranjeros.
Desde el Model Y de Tesla al ET5 de NIO, incluyendo, por supuesto el Atto 3 de BYD. Ha sido este último el que se ha llevado todo el protagonismo. Todos los asistentes al evento se han quedado sorprendidos sobre la construcción y la ingeniería del coche. Los japoneses no se explican cómo BYD es capaz de producir a un coste tan bajo. Una de las conclusiones principales que se han extraído de la feria es la ventaja que BYD tiene en el campo de las baterías. La pila de un coche eléctrico puede llegar a suponer un tercio del coste total de producción y BYD es actualmente el segundo mayor fabricante del mundo de baterías para vehículos eléctricos. Sólo superado por CATL.
La empresa no sólo desarrolla las baterías, casi todos los componentes son locales o propios, a excepción de las ventanas y los neumáticos. Con ese ecosistema propio es lógico que BYD pueda derribar los precios, no sólo en Japón sino en el resto del mundo. Marcas como Toyota, Nissan, Honda o Mazda han sido demasiado lentas en la adopción de coches eléctricos. Muchos expertos aseguran que esa excesiva tranquilidad puede suponer un grave problema en los próximos años una vez la industria y las matriculaciones se hayan expandido. Los japoneses trabajan en tecnologías y sistemas evolucionados que aseguran estarán listos para cuando el coche eléctrico sea realmente una demanda global.