El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, es claro partidario del vehículo eléctrico. Prueba de ello es el gran plan 'Build Back Better Agenda' anunciado el año pasado, que contempla 174.000 millones de dólares de gasto público para impulsar la implantación del coche eléctrico y desarrollar la infraestructura de carga. Sin embargo, la reciente Ley de Reducción de la Inflación trajo consigo malas noticias para los fabricantes extranjeros: los subsidios sólo se destinarán a coches fabricados en suelo estadounidense. Ahora Biden parece estar dispuesto a suavizar su política proteccionista, pero no a los europeos.
El presidente Joe Biden ha expresado su «voluntad de continuar las conversaciones» con Corea del Sur sobre la reciente legislación estadounidense, según ha informado Reuters, que deniega subvenciones federales a muchos de los fabricantes extranjeros de vehículos eléctricos.
La política de subsidios contempla ayudas a los vehículos eléctricos pero exige, entre otras, una condición muy clara: el vehículo en cuestión debe estar fabricado en Estados Unidos, incluida su batería. Si un fabricante extranjero ensambla vehículos eléctricos en suelo estadounidense, dichos vehículos pueden ser elegibles para los subsidios. El resto no.
Son muchos los fabricantes extranjeros con fábricas en Estados Unidos, donde se fabrican también algunos eléctricos como el Volkswagen ID.4. Sin embargo, los dos principales fabricantes surcoreanos, Hyundai Motor y su filial Kia, quedaron excluidos de las subvenciones ya que todavía no fabrican coches en Norteamérica. El presidente surcoreano Yoon Suk-yeol tomó parte el mes pasado, pidiendo al presidente estadounidense que disipara las preocupaciones de que las nuevas leyes estadounidenses perjudicaran a los fabricantes de Corea del Sur.
Ahora Biden ha dado garantías en una carta en la que se muestra abierto a conceder incentivos a los fabricantes surcoreanos, aunque no fabriquen coches eléctricos en Estados Unidos. «Valoramos que el presidente Biden haya reafirmado su comprensión de nuestras preocupaciones a través de una carta firmada personalmente (...) Muestra la voluntad de Biden de ser considerado con las empresas surcoreanas en el futuro», dijo un portavoz del gobierno surcoreano.
Para que los vehículos eléctricos puedan acogerse a los créditos fiscales de la nueva ley estadounidense, no sólo tienen que ser ensamblados en Norteamérica, sino que sus paquetes de baterías también tienen que ser ensamblados localmente y los «materiales críticos» de las baterías utilizados también tienen que proceder de Estados Unidos o de países con los que Estados Unidos tiene un acuerdo de libre comercio.
La preocupación de Corea del Sur tenía justificación: la ley no sólo afecta a dos fabricantes de coches populares como Hyundai y Kia, también a las compañías surcoreanas de baterías como LG, SK Innovation y Samsung SDI, las cuales son proveedoras de las baterías de muchos coches eléctricos. Todas ellas tienen planes -ya confirmados- para construir fábricas de baterías en Estados Unidos, aunque no estarán operativas al menos hasta 2025.
El paquete de medidas de la administración Biden no sólo tiene como objetivo reducir las emisiones de CO2, también tiene una fuerte carga geopolítica, económica y de competitividad tecnológica. El programa 'Build Back Better' busca incentivar la compra de vehículos eléctricos, pero también posicionar a Estados Unidos como líder en la fabricación de vehículos eléctricos y en su cadena de suministro y superar a China, que en palabras de la propia Casa Blanca, «está acaparando cada vez más la cadena de suministro mundial de vehículos eléctricos y baterías».
De manera paralela, la normativa afecta a Europa, que también lucha por acaparar fábricas de baterías y mayor protagonismo en la cadena de suministro. Sin embargo, la Unión Europea no ha impuesto leyes proteccionistas que obliguen a ensamblar localmente el vehículo para que pueda tener derecho a incentivos en el continente. Más que por los vehículos en sí y su acceso a las ayudas (se venden muy pocos eléctricos europeos en Estados Unidos, y pocos eléctricos estadounidenses en Europa), la política proteccionista estadounidense puede hacer que los fabricantes de baterías decidan establecer allí sus fábricas antes que en Europa, desequilibrando la balanza en detrimento de nuestra región.