El Lotus Evija supondrá un antes y un después en el pequeño fabricante de Hethel, acostumbrado como estaba Lotus a fabricar deportivos ligeros, relativamente pequeños y no demasiado potentes. El Evija lo cambiará todo, un superdeportivo eléctrico que tendrá cuatro motores y 2.000 caballos de potencia. Con estos niveles de potencia, será fundamental conseguir agarre al suelo, y Lotus nos ha hablado de la importancia que cobrará aquí la aerodinámica del coche.
Richard Hill ha sido ingeniero aerodinamista en Lotus durante más de 30 años, y quizá el Evija ha sido el proyecto más difícil, y al mismo tiempo excitante, al que se haya enfrentado durante su carrera. El superdeportivo es una escultura rodante, con numerosas cavidades y canales por toda la carrocería a través de los cuales el aire circula, se esconde y vuelve a aparecer, y siempre siguiendo una función -ya sea aerodinámica o para refrigerar algún componente-.
El primer contacto del aire con el frontal del coche es de vital importancia: el objetivo es mantener el flujo de aire lo más bajo y plano posible en la parte delantera, y guiarlo a través de la carrocería para que, al llegar a la parte trasera, lo haga más alto. Todo el coche se transforma en un ala invertida con el objetivo de generar fuerza descendiente (downforce, en inglés) que lo mantenga pegado al suelo incluso a altas velocidades.
Precisamente el splitter delantero es una parte fundamental en todo el conjunto. Está dividido en tres secciones: la parte central dirige el aire fresco a la batería, situada tras los asientos, para refrigerarla. Por su parte, el aire canalizado a través de las dos secciones más exteriores se destina a refrigerar los componentes eléctricos del eje delantero.
Otro de los recursos más llamativos del coche, no sólo a nivel aerodinámico sino también de diseño, son los túneles de efecto Venturi tras las ruedas traseras. Una cavidad hueca que nace en la parte delantera de las puertas y que, además de su espectacularidad estética, ayuda a reducir la resistencia al aire.
Por supuesto no falta un alerón trasero activo en la zaga, que cambia su posición tanto en altura con en inclinación que incluye un sistema DRS (Drag Reduction System, o sistema de reducción de arrastre) al estilo de la Formula 1, y que trabaja conjuntamente con el difusor trasero para que expulsar el aire de la manera más eficiente posible.
La cavidad tras las ruedas traseras crea un efecto Venturi y, además, son espectaculares visualmente.
No obstante, a la hora de diseñar un coche de estas características hay que buscar un equilibrio para conseguir más agarre aerodinámico y mantener a raya el coeficiente de arrastre, es decir, la resistencia del coche a través del aire. Lotus no ha confirmado ni la fuerza máxima descendente que genera el coche ni su coeficiente Cd, aunque asegura que los hará públicos cuando finalicen todas las pruebas del coche.
Ni corto ni perezoso, Hill deja claro que el trabajo aerodinámico llevado a cabo en el Evija está muy por encima de un deportivo convencional: «es como comparar un caza de combate con la cometa de un niño». Sin duda, el Lotus Evija será una maravilla de la técnica, de la cual sólo podrán disfrutar 130 afortunados clientes.