Muchos recordarán a Saab como una marca de automóviles sueca que desapareció sin dejar rastro. Lo cierto es que sí lo dejó, aunque a cambio de un rescate procedente de China que la transformaría en una marca eléctrica. Fue fundada en Suecia en 1945 como una subsidiaria de la compañía aeronáutica Svenska Aeroplan AB (SAAB) dedicándose, inicialmente, a la producción de aviones aunque, dos años después, el negocio se diversificó y llegaron los automóviles.
Las décadas de los 50 y los 60 fueron las de sus modelos innovadores como el Saab 92. En los 70 introdujo mejoras en la seguridad como los chasis deformables o los cinturones de seguridad de tres puntos. La década de los 80 trajo su expansión internacional llegando a los mercados de Estados Unidos y Europa y modelos emblemáticos como el Saab 900 y el 9000. A finales de los 90, fue adquirida por General Motors, lo que permitió lanzar sus modelos más exitosos, el Saab 9-3 y el Saab 9-5.
La maldición: ¿adiós al Saab 9-3 eléctrico?
En 2010 comenzaron los problemas económicos y fue adquirida por la empresa holandesa Spyker Cars hasta que en 2011 se declaró en bancarrota. En junio de 2012 sus activos fueron adquiridos por una firma inversora china, llamada National Electric Vehicle Sweden (NEVS). Su plan era producir únicamente coches eléctricos, comenzando con una versión del Saab 9-3. En el transcurso de las negociaciones sobre los derechos de la tecnología y los nombres, Saab Automobile AB dejó de existir como marca, continuando únicamente las divisiones de aviación y vehículos industriales de Saab AB y Scania AB.
Ahora, la historia se repite. Poco más de diez años después de recuperar los activos de Saab, NEVS podría correr la misma suerte. La empresa ha decidido tomarse una pausa para reorganizar su futuro y sus empleados. Este “plan de hibernación”, como lo describen, es su única tabla de salvación.
Nina Selander, directora ejecutiva interina de NEVS, ha expresado su "gran tristeza". Esta situación significa que “nos veremos obligados a reducir todos los costes y realizar despidos en todas las áreas del negocio”, añade. "Nuestra decisión se produce después de que nuestros propietarios, Evergrande, y nuestros inversores potenciales, no pudieran finalizar las negociaciones de acuerdo con nuestro contrato".
El desarrollo del Saab 9-3 eléctrico, destinado inicialmente para el mercado chino, ha quedado interrumpido. El modo hibernación supone el despido del 95% de sus trabajadores lo que sugiere que el final de la marca está cerca. “Los sindicatos correspondientes se están organizando para dar a todos nuestros trabajadores el apoyo y asesoría legal necesaria en un proceso que se prolongará durante los próximos seis meses”, añade Selander.