El pasado mes de junio, Apple presentó todo un significativo avance tecnológico con respecto a su popular interfaz de automóvil, el conocido Apple CarPlay. En esta evolución, que aún no se ha publicado cuándo llegará finalmente, toma todo el protagonismo de las pantallas interiores del vehículo en el que se monte, algo que, a muchos fabricantes automotrices no ha convencido.
Hasta ahora, el sistema Apple CarPlay se presenta como una extensión del smartphone, donde una interfaz propia se ubica en la pantalla central de información y entretenimiento y, a través de la cual, se pueden leer mensajes, seleccionar la música o establecer una ruta en la aplicación de mapas predeterminada. Sin embargo, el nuevo Apple CarPlay avanza en su dominio del habitáculo del automóvil y presenta la posibilidad de, adicionalmente, insertarse en el propio cuadro de instrumentos y en una hipotética tercera pantalla con la que ya cuentan ciertos modelos eléctricos como el Honda e o el Mercedes EQS y su conocida Hyperscreen.
La actualización del sistema presenta una enorme dosis de personalización para sus paneles digitales, como agregar widgets, insertar módulos informativos u otros elementos varios; y esta toma de protagonismo total no ha gustado especialmente entre los diferentes fabricantes automotrices que, comparativamente, prefieren adoptar el sistema Android Automotive debido a su sistema abierto a modificaciones.
Esta toma de posesión del sistema informativo interior, tanto por Android como por Apple, tendrá grandes consecuencias en el medio-largo plazo. Y es que el tener un mayor acceso interno del vehículo dotará a las compañías tecnológicas de más datos referentes al propio coche, así como a los de sus usuarios. Desde McKinsey & Co, ya han estimado que dichos datos podrían tener un valor de alrededor de 400 mil millones de dólares anuales en el año 2030. Aunque Apple ya se ha posicionado en numerosas ocasiones como un referente de la privacidad, lo cierto es que es un nuevo espacio de negocio que se abre ante sí.
No obstante, esto no es todo, ya que el enorme protagonismo que espera tomar Apple mediante el CarPlay en los vehículos desemboca directamente en una práctica desaparición de los sistemas e interfaces desarrollados por las compañías automotrices, y en los que invierten una importante cantidad económica. Marcas como Mercedes-Benz ya se han posicionado contrarias a dar una sustitución completa de su actual sistema MBUX o del futuro MB.OS (como se denominará en 2024).
Durante la puesta de largo del nuevo Apple CarPlay, la compañía de Cupertino presentó algunos fabricantes como los pioneros en tomar parte de este sistema, entre los que se encontraban BMW, Ford, Hyundai o Mercedes-Benz; sin embargo, salvo la firma de la estrella alemana, ninguna otra ha hecho hincapié en la adopción de este completo sistema a sus vehículos.
Por otra parte, Apple siempre ha presentado sus diferentes sistemas operativos como un entorno cerrado a modificaciones externas. Algunas marcas automotrices han visto en esto todo un error, ya que de buscar un mayor protagonismo en el habitáculo, a cambio deberían permitir una personalización casi completa por parte del fabricante para así llevar a cabo un co-desarrollo del sistema. Aunque Roger Lanctot, director de movilidad conectada automotriz de Strategy Analytics, ha afirmado que “es probable que Apple no ofrezca este tipo de flexibilidad para su sistema”.
Contrariamente, Google sí ha hecho los deberes en este sentido y proporciona la ansiada flexibilidad para los fabricantes automotrices. Compañías como General Motors, Renault, Nissan o Polestar, entre otras, ya cuentan con este nuevo sistema Android Automotive con el que las marcas pueden crear sus propios sistemas de info-entretenimiento en torno al sistema de Google.
Es posible que Apple deba trabajar su filosofía de “sistema cerrado” y abrir ciertos parámetros a los fabricantes automotrices, algo que no está muy claro que vaya a suceder, ya que desde su directiva afirman que los clientes piden una experiencia similar a la de otros dispositivos de la marca.