En sus primeros compases los coches eléctricos destacaban entre el tráfico no por su condición eléctrica, sino por su diseño. Coches como el Nissan LEAF o el Renault ZOE, por hacer mención a los primeros eléctricos de masas del mundo, tenían un aspecto ‘diferente’ al de otros coches. Un estilo más extravagante, pero igualmente funcional. El objetivo era llamar la atención, despertar la curiosidad de la gente y atraerlos al lado electrificado. Hoy los coches eléctricos ya no son ninguna novedad. Son una realidad palpable, aunque algunos se siguen empeñando en hacerlos diferentes. Volkswagen ha reconocido que su estrategia va a cambiar en los próximos años. Ya dio un primer adelanto al hablar del nombre de los futuros eléctricos.
Si bien he utilizado los ejemplos del LEAF y del ZOE, bien podría haber usado el de cualquiera de los ID de Volkswagen. Un Volkswagen ID.3 puede ser considerado como el hermano eléctrico del Golf, y salta a la vista que no se parecen en nada en absoluto. Lo mismo ocurre con el ID.7 y el Passat. Mismo concepto, medidas similares, pero estilos completamente diferentes. Los alemanes han optado por una vía de diseño que ahora reconocen que no ha tenido el éxito que esperaban. Más bien lo contrario. Las ventas eléctricas siguen sin satisfacer las previsiones, mientras que la gama térmica palidece por culpa de precios demasiado altos.
Volkswagen tiene que recuperar la esencia básica que parece haber perdido
A mediados del año pasado, Wolfsburgo dio la orden de revisar toda la flota y eliminar aquellos modelos que no eran rentables, como el Arteon. Sin embargo, pocos meses después, dada la situación del mercado eléctrico global, Volkswagen reconoció que era muy precipitado apostarlo todo al coche eléctrico. Ha llegado el momento de recular, de volver a pensar qué es lo mejor para la empresa y qué medidas hay que tomar para reconducir la situación. El cliente habitual de Volkswagen es bastante conservador. Un cliente con un nivel adquisitivo medio-alto que no quiere correr riesgos y que, en su mayoría, no quiere llamar la atención. Es fácil camuflarse entre el tráfico cuando te compras un Volkswagen.
Con un ID no podría decirse lo mismo. Martin Sander, director de ventas y marketing de la división de turismos de Volkswagen sigue creyendo en el coche eléctrico a pesar de la caída de ventas. El empresario ha reconocido a Autocar que Volkswagen "ha hecho bien su parte invirtiendo muchos miles de millones en vehículos nuevos, una gama completa de vehículos sobre nuevas plataformas que ofrecemos en todo el mundo". Preguntado sobre si la cada vez mayor autonomía de los coches eléctricos acabará con la convergencia de entre los térmicos y los coches impulsados por batería, Sander ha asegurado que sí, "creo que es realmente importante que tengamos un lenguaje de diseño claro para Volkswagen".
Los ID no son fácilmente reconocibles como un Volkswagen, cosa que los térmicos sí. El ejemplo más claro que Sander ha aportado es el ID.2all. Los prototipos previos dejan bien claro el cambio de tendencia estética. Se asemeja mucho más a un Polo o a un Volkswagen Golf de última generación. La tendencia es esa, normalizar la gama. Unificar el diseño de los térmicos y los eléctricos bajo un mismo ADN. Volkswagen quiere recuperar su esencia básica con coches que todo el mundo conoce, como el Golf. “Creo que es obvio que tenemos que encontrar una manera de revivir el Golf o también de trasladarlo al mundo de los vehículos eléctricos", ha afirmado Sander.