Con coches eléctricos cuya autonomía homologada empieza a superar con creces los 300, 400 e incluso 500 kilómetros, el próximo gran reto de la industria de la automoción es acompañar el crecimiento comercial de los mismos de una infraesctructura de recarga apropiada que permita a sus usuarios un uso más despreocupado de sus vehículos, y esto no significa sólo aumentar el número. Es más, tal vez aumentar el número no sea lo más relevante a fin de cuentas, aunque sí sea necesario.
Llama particularmente un hecho del que se han hecho eco en Automotive News Europe, y que tiene a Japón como sujeto, pues en el país del sol naciente este año ha disminuido el número de cargadores públicos de coches eléctricos. Si bien es cierto que no se trata de una caída crítica en cuanto a número total, sí que el motivo que está detrás de este bajón resulta interesante y, tal vez, deberíamos tomar tanto en España como en Europa nota de ello.
En último recuento efectuado por la empresa Zenrin Co. a finales del mes de marzo, y elaborado en base a los últimos doce meses desde entonces, el número de estaciones de carga para coches eléctricos en Japón se situaba en 29.200 puntos. Esto supone un total de alrededor de 1.100 puntos menos frente a los más de 30.300 del año anterior. Se trata, según lo apuntado por la empresa autora del recuento, del primer descenso en el número total de cargadores desde desde 2010, que es cuando el editor de mapas comenzó a recopilar datos.
No obstante, no se trata simplemente de una caída, pues a la vez que se han instalados nuevos puntos de mejor calidad, también se han eliminado puntos antiguos de baja potencia que se quedan cortos en base a la potencia de carga de un coche eléctrico actual. Y es que el sector se empieza a enfrentar a una fase clave en lo relativo a renovación de puntos de carga, precisamente a causa del obsoleto funcionamiento de muchos de los que se instalaron en los primeros compases.
Recientemente el CEO de Volkswagen criticaba la experiencia con los puntos de recarga de Ionity.
Sobre esta fase de renovación e instalación de nuevos puntos se ha pronunciado Tsuyoshi Ito, gerente de la división de planificación de e-Mobility Power, quien ha señalado que tanto este año como el próximo serán claves en el porvenir de la infraestructura de carga pública, y aunque ellos se pronuncian en base a las necesidades de Japón, lo cierto es que e una tesitura que también se da en Europa.
Tal y como apunta Tsuyoshi, es crucial colocar los cargadores en lugares convenientes para los usuarios y garantizar que ninguno se quede obsoleto para sostener el crecimiento de los vehículos eléctricos. Además de la situación, también se ha de garantizar el buen mantenimiento y control de cada punto de carga, ya que con ello no sólo se garantizará un buen y más apropiado funcionamiento de los puntos instalados, sino que propiciará una mejor experiencia de carga a aquellos que experimenten con ello por primera vez, planteando de paso un mejor porvenir al sector.
La meta de Japón es que para 2030 se hayan instalado un total de 150.000 puntos de carga distintos. Sin embargo, y tal como y apunta el CEO de Toyota, Akio Toyoda, no es el total lo más relevante, sino la calidad de los mismos, posicionándose así en una postura similar a la de Tsuyoshi.
Comentaba el CEO de Toyota: "Quiero evitar simplemente hacer de la instalación el objetivo. Si el número de unidades es el único objetivo, entonces las unidades se instalarán donde parezca factible, lo que dará como resultado tasas de utilización bajas y, en última instancia, niveles bajos de conveniencia".