En 2021 se formalizó una de las grandes alianzas que jamás se hayan visto en la industria del automóvil. De la noche a la mañana nació el cuarto mayor conglomerado del segmento; Stellantis. Desde entonces las operaciones han estado dirigidas por Carlos Tavares, una de las grandes figuras del mundo del motor. Sin embargo, durante los últimos meses las aguas han bajado más tensas de lo habitual. La división americana pide explicaciones ante lo que ellos consideran una mala estrategia. Ahora tienen más motivos para quejarse tras el último balance de resultados.
El seno de Stellantis se agita. Tavares está perdiendo gran parte de la influencia que ha tardado tanto en conseguir. El empresario portugués lleva asociado a la industria del automóvil desde hace más de cuatro décadas, empezando por Renault, siguiendo por PSA y acabando por presidir Stellantis. Sus comentarios y opiniones tienen un gran alcance y para muchos ha sido el gran artífice de la unión entre dos grupos tan dispares como PSA y FCA. Si bien sus logros son numerosos, los últimos pasos dados se han puesto en tela de juicio a tenor de unos datos negativos.
Stellantis busca un nuevo jefe en plena guerra de cifras
Durante el tercer trimestre del año, entre junio y septiembre, las entregas de Stellantis en Europa cayeron un 17%, de las 599.000 unidades logradas en el mismo periodo de 2023 a las actuales 496.000. El dato es incluso peor si nos fijamos en el mercado americano. La caída ha sido de un 36% con respecto al mismo trimestre del año anterior. De las 470.000 unidades registradas a las 299.000 actuales. Resulta raro que Stellantis haya decidido ahora publicar estos datos cuando nunca antes lo había hecho. Nunca antes había anunciado ventas trimestrales. Solo la región de Sudamérica muestra datos positivos con un aumento del 14%. 259.000 unidades matriculadas durante el trimestre.
Si tomamos en cuenta el resto del mundo las matriculaciones han caído un 20% hasta las 1.148.000 unidades. Los mercados llevan todo el año haciéndose eco de la inestable situación del Grupo Stellantis. Sus acciones han perdido un 40% de su valor en lo que llevamos de año y es bastante probable que el ritmo se acelere tras la publicación de los resultados trimestrales. A pesar de la difícil situación, desde Stellantis aseguran que todo está controlado y que el menor número de matriculaciones se debe a un ajuste en el inventariado. Las marcas quieren quitarse de encima gran parte del stock disponible y así eliminar problemas en el flujo de caja.
En Europa el déficit en las entregas está parcialmente causado por el retraso de lanzamientos importantes como los nuevos C3 y ë-C3. En Estados Unidos los concesionarios han alzado la voz para quejarse de una situación que ahora mismo tiene difícil solución. Los planes de evolución de marcas como Jeep o Chevrolet se ha retrasado en exceso y esto ha supuesto un duro contratiempo para el balance. Desde Norteamérica presionan para un cambio en la dirección, algo que sucederá a finales del próximo año. Carlos Tavares ejecutará todo su contrato para pasar a la jubilación el 1 de enero de 2026. El presidente de Stellantis, John Elkann, ya busca un sustituto que tome las ruedas.