El Salón de Tokio ha sido el escenario elegido por Mazda para presentar su primer coche eléctrico. Bajo el nombre de Mazda MX-30 se "esconde" un SUV urbano que se enfrenta a los tradicionales diseños esculturales caracterizados por los pliegues de la carrocería de la marca y a las tendencias de diseño actual de los coches eléctricos. Un experimento que busca eliminar elementos innecesarios y encontrar los límites de su nueva gama electrificada.
Contra Mazda
Según ha declarado a Automotive News el jefe de diseño global de Mazda, Ikuo Maeda, los futuros vehículos eléctricos de Mazda se adherirán al ADN deportivo "zoom-zoom" de sus modelos de combustión interna, al menos en términos de proporciones. Pero ahí es donde terminan las similitudes con el lenguaje de diseño actual de la marca. A primera vista, el Mazda MX-30 ni parece un coche eléctrico ni parece un modelo de Mazda. El SUV eléctrico compacto presentado en el Salón del Automóvil de Tokio el mes pasado tiene un largo capó que parce adaptarse mejor a un motor con muchos cilindros que a un pequeño motor eléctrico de 105 kW (141 CV).
Atrás parecen quedar las voluptuosas curvas de los modelos actuales que reflejan la luz a través de la chapa, tal y como explica el fabricante en el nuevo Mazda 3 y o CX-30. El MX-30 tiene una carrocería en forma de barril con paneles de puerta totalmente planos, sin pliegues ni bordes redondeados. Su parrilla delantera se reduce a solo una ranura, que supone el único rasgo externo para reconocerlo como un vehículo totalmente eléctrico.
El vehículo carece de un pilar B entre las puertas delantera y trasera, que se abren en direcciones opuestas, recuperando la apertura suicida que montaba el deportivo RX-8, ya fuera de producción y que Mazda ha bautizado como "puertas de estilo libre".
Su habitáculo está integrado en una cabina abatida que rehúye del habitual lenguaje de diseño "Kodo" elegantemente esculpido a través de los años por Mazda, un cambio total respecto al elogiado lenguaje de diseño de Mazda. Dentro, el fabricante recurre a nuevos materiales como las incrustaciones de corcho, un guiño a las raíces de Mazda como fabricante de corcho cuando la compañía fue fundada en 1920 como Toyo Cork Kogyo.
Contra la tendencia actual
Su aspecto deportivo representa el abandono de las formas que aconseja la nueva industria del automóvil electrificado, que dicta un nuevo lenguaje con cabinas de gran tamaño y voladizos cortos que ofrecen una batalla alargada para ofrecer la mayor comodidad posible a unos ocupantes que, en el futuro, ni siquiera tendrán que conducir el automóvil.
Este es el aspecto que quería Maeda: "Estamos yendo contra todas las tendencias, No queríamos hacer un diseño totalmente diferente solo porque es un coche eléctrico. Queríamos mantener cercanas las proporciones de la línea existente".
La mecánica también es diferente
El Mazda MX-30 se posiciona como un vehículo básico con el que Mazda entra a formar parte de los fabricantes que tienen un modelo eléctrico en el mercado. Debajo del capó, el MX-30 tiene un nuevo tren motriz que Mazda llama e-Skyactiv con un motor eléctrico de 105 kW (141 kW), capaz de desarrollar un par motor de 264 Nm, alimentado por una batería de iones de litio compuesta por celdas prismáticas que alcanzan los 35,5 kWh de capacidad.
Potencia justa y capacidad de batería inferior a la competencia para un SUV urbano que parece estar por debajo, en prestaciones y características, de la competencia. Mazda resolverá este "inconveniente" con un motor de combustión que funciona como un extensor de autonomía, que, aunque no hay datos oficiales sobre él podría tratarse de un pequeño motor rotativo montado en horizontal que podrá integrarse fácilmente en la plataforma del coche sin quitarle espacio al resto de componentes, al habitáculo o al maletero.
Las primeras entregas europeas comenzarán el próximo año y en Estados unidos en 2021, aunque estas las fechas no han sido confirmadas por el fabricante.