La descarbonización de la industria del automóvil es algo que ya se está haciendo efectivo. El sector del automóvil eléctrico personal o del transporte público de media distancia ya es una realidad. Sin embargo, en otros entornos sigue dando más de un dolor de cabeza para la industria en cuestión. Estas podrían ser las de camiones, aviones o barcos, sectores donde la autonomía y la facilidad de movimientos debe ser la protagonista absoluta de la ecuación. Y aunque muchas firmas se encuentren inmersas en la electrificación de su gama o lanzamiento de nuevos vehículos eléctricos, el problema generalizado sigue siendo el mismo: la escasez de puntos de recarga y el tiempo de la misma.
Grandes corporaciones de la aviación o de la náutica están investigando y desarrollando puntos de recarga con una mayor potencia y que no demoren una carga completa más allá de 15-20 minutos. Esto, para enormes vehículos como los ya mencionados, supone una potencia de carga brutal con la que reabastecer sus inmensos paquetes de baterías en tan poco tiempo. Hablamos de picos de potencia por encima del megavatio.
Durante este pasado verano, expertos e investigadores de la industria pusieron a prueba una serie de soluciones para llevar a cabo cargas de elevada potencia. Esta reunión estuvo organizada por el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de EE.UU. (NREL) y por la Iniciativa de Interfaz de Carga (CharIN), con el apoyo del Departamento de Energía de EE.UU. y la Comisión de Energía de California.
El objetivo de la reunión de este año no era otro que conseguir desarrollar un nuevo estándar de carga de alta potencia para vehículos eléctricos pertenecientes a los sectores mencionados previamente. Este nuevo estándar de carga se llama Megawatt Charging System (MCS) y deberá ofrecer una capacidad de carga rápida total en apenas 15-20 minutos para paquetes de baterías grandes. Esto supondría unas potencias de carga de más de 1 MW, de hecho actualmente la meta a alcanzar por estos investigadores es de 3,75 MW (3000 A a 1250 V).
Jugando con estos umbrales de potencia, nos encontramos con que en apenas 1 minuto de carga a 3,75 MW de potencia, equivaldría aproximadamente a 62,5 kWh de capacidad energética recuperada. 5 minutos más tarde ya habríamos superado los 312 kWh, mientras que en 15-20 minutos (el margen de tiempo que quieren lograr para una recarga completa) llegaríamos a los 1.250 kWh de almacenamiento.
Para que nos hagamos una idea de lo que supone una recarga a 3,75 MW, según los datos aportados por el NREL, en un tiempo de carga medio a esa potencia, un sólo vehículo llegaría a utilizar una potencia equivalente a la media necesaria para abastecer 3200 hogares estadounidenses, mientras que transferiría el consumo energético diario de una vivienda media en unos 28 segundos. Cifras de auténtico vértigo.
A estas cifras de infarto, debemos sumar que esto no sólo se llevaría a cabo en una única estación de recarga, sino que en un futuro serán muchas las que deberán disponer de esta potencia de recarga simultáneamente, algo que supondrá una capacidad de generación energética sin igual. Desde el NREL señalan que para poder llevar a cabo este proyecto, será necesario un avanzado desarrollo del cableado, el conector y la entrada de carga, algo para lo que, de forma obligada, deberán unir sus fuerzas todos los fabricantes de grandes vehículos.
Aún no está claro cuándo podría hacerse un realidad este nuevo estándar de carga MCS, pero sus desarrolladores esperan que en un par de años comencemos a ver los primeros puestos de recarga de este tipo. Algo que sí tienen claro desde la asociación CharIN es que este sistema requerirá obligatoriamente del desarrollo de compatibilidad con CCS1 y CCS2, uno centrado en América del Norte y otro para Europa.