Detener la producción en una gran planta industrial conlleva pérdidas económicas muy importantes. Y si hablamos de una fábrica de la magnitud de la Giga Berlín de Tesla, las consecuencias pueden ser desastrosas, incluso aunque la producción sólo se pare unas horas.
Ayer martes, la gigafactoría europea de Tesla a las afueras de Berlín sufrió un ataque por parte de grupos activistas que provocaron un incendio en una torre de alta tensión. Esto desencadenó un corte de suministro eléctrico en toda la zona, incluyendo la fábrica de coches eléctricos de la compañía estadounidense.
Aunque el fuego no llegó a las instalaciones de la fábrica, Tesla detuvo la producción y evacuó a sus empleados. La compañía ha anunciado que retomará los trabajos en la planta a principios de la próxima semana, una interrupción que costará "cientos de millones de euros": una cifra sin especificar, pero en el orden de los tres dígitos.
Solamente el martes quedaron 1.000 vehículos sin terminar. A eso hay que sumar los días de parón no planificado, aproximadamente una semana, en los que cada hora cuesta varios millones de euros.
Según ha publicado la prensa alemana, el Grupo Vulkan, vinculado a la extrema izquierda, se ha atribuido la responsabilidad del ataque en un comunicado en el que reconocen que querían "echar abajo" a Tesla. La Policía dijo que estaba comprobando la autenticidad de dicha carta.
Joerg Steinbach, ministro de Economía de Brandeburgo, el Land alemán donde tiene su sede la planta de Tesla, condenó el ataque por tener "marcas terroristas" y afectar a decenas de miles de personas. "Esto incluye hospitales y residencias de ancianos, donde los ingresados también pueden depender del suministro de oxígeno o similar, que funciona con electricidad", dijo en una intervención fuera de la fábrica.
El actual ministro-presidente de Brandenburgo, Dietmar Woidke, se pronunció en un tono similar: "Obviamente, es un ataque grave a nuestra infraestructura crítica con consecuencias para miles de personas, así como para muchas pequeñas y grandes empresas".
También Elon Musk ha tenido unas palabras para los autores de este boicot, aunque el empresario lo ha hecho en otros términos: "Estos son o los ecoterroristas más tontos de la Tierra o los títeres de aquellos que no tienen buenos objetivos ambientales. Detener la producción de vehículos eléctricos, en lugar de la de vehículos de combustibles fósiles, es una tontería extrema."
These are either the dumbest eco-terrorists on Earth or they’re puppets of those who don’t have good environmental goals.
— Elon Musk (@elonmusk) March 5, 2024
Stopping production of electric vehicles, rather than fossil fuel vehicles, ist extrem dumm.
"Estamos consternados por lo que ha ocurrido hoy. Es el segundo ataque directo al suministro eléctrico de la fábrica y hubo un tercer ataque a la vía férrea cercana. Estamos muy preocupados", aseguró el director de la planta, André Thierig.
Thierig señaló que la fábrica había logrado realizar de manera segura un cierre de emergencia, que implicó, entre otras cosas, decantar el aluminio fundido de sus fundiciones antes de que se solidificara.
Esta planta, que actualmente fabrica unos 6.000 coches a la semana, tiene una capacidad teórica de 500.000 coches eléctricos al año, lo que la convierte en la mayor factoría de coches eléctricos de toda Europa. En estas instalaciones se ensambla únicamente un modelo, el Tesla Model Y, que fue el coche más vendido en Europa en 2023.
No obstante, la compañía estadounidense tiene previsto ampliar las instalaciones para duplicar su capacidad hasta 1 millón de coches anuales y 100 GWh de baterías. Unos planes que, en principio, siguen adelante a pesar de los contratiempos.
