Firmar correctamente unos objetivos climáticos, en Europa, es algo que se presenta como fundamental para los próximos años, más aún para alcanzar las cifras propuestas de cara al año 2030. Sin embargo, esto puede llegar a resultar más complicado de lo que a priori podría resultar. Alemania es un buen ejemplo de ello, ya que la falta de nuevas medidas para alcanzarlo podrían derivar en un escenario de decisiones radicales donde la prohibición de conducir los fines de semana sea un hecho. No obstante, existen muchas voces que difieren.
Recordemos que hace sólo unos meses, Alemania eliminó las ayudas a la compra de coches eléctricos, lo que derivó en que algunas marcas tuvieran que rebajar sus precios para seguir en lo más alto de la tabla. Por otro lado, el propio gobierno germano admite que necesita seguir trabajando en lograr los objetivos climáticos.
El gobierno alemán podría exigir ‘medidas draconianas’
Concretamente, ha sido el Ministro de Transporte de Alemania, Volker Wissing, quien, en un debate abierto, ha confesado que si no se introducen nuevas enmiendas a las leyes climáticas del país, se le podría llegar a exigir que imponga “medidas draconianas”. Por otro lado, la oposición ha calificado esta idea como “falsa” y “exagerada”.
De forma explícita, el ministro propone poder subir los niveles de contaminación permitidos a ciertas industrias (la del automóvil, por ejemplo), lo cual se equilibrará con las que menos contaminan. De lo contrario, afirma, esto podría no beneficiar ni al clima ni a la propia industria, la cual recibiría numerosos varapalos por parte del propio estado.
El ministro asegura que, de no conceder estas enmiendas, podrían exigirle introducir medidas tan restrictivas “como prohibir total e indefinidamente poder conducir los sábados y domingos”, afirmó, medidas que son “realmente difíciles de comunicar a la población”.
El pasado mes de marzo se confirmó que la industria del transporte no había cumplido sus objetivos de emisiones para 2023. De continuar con el descenso que muestra actualmente, no alcanzaría la meta propuesta para el año 2030, de reducir sus emisiones en un 65% con respecto a los datos de 1990.
Debido a esto, es por lo que el ministro propone que se aprueben estas enmiendas para contrarrestar las emisiones más altas del transporte con las de otras industrias que están mejorando sus objetivos. De lo contrario, Wissing asegura que si un sector no logra cumplir sus objetivos anuales, el ministro al cargo debe introducir un paquete de medidas de emergencia hasta volver a encarrilarse.
Por su parte, Julia Verlinden, líder adjunta del Partido Verde, aseguró que estas afirmaciones del ministro “son falsas y exageradas”, y añadió que “el gobierno no debe avivar el miedo en la población para salirse con la suya”. Finalmente, Greenpeace también se ha posicionado como objetor de la propuesta de Wissing, alegando que está “convirtiendo el fracaso de su sector en presión puramente política”.
El desenlace de todo esto quedará saldado en las próximas semanas, aunque todo apunta a que la propuesta del ministro alemán quedará desierta por lo que más adelante se podrían introducir medidas drásticas al respecto como ¿prohibir conducir los fines de semana? Esto es algo que queda abierto a propuestas aunque quizás este ejemplo pueda llegar a ser excesivo o, al menos, tener muchos matices.