Los grandes motores de combustión no han dicho su última palabra. Mientras que la mayor parte de los fabricantes están anunciando su mutación a la movilidad completamente eléctrica, las marcas japonesas han asegurado que seguirán desarrollando motores de combustión, aunque, obviamente, trabajan para hacerlos más eficientes y respetuosos, con un grado de contaminación mínimo. Con tales objetivos, Toyota y Yamaha están trabajando en el uso del hidrógeno como vía de salvación para los grandes motores V8.
La cuestión es que no es la primera vez que Toyota piensa en el hidrógeno como vía de escape para los motores térmicos. El Toyota Mirai es un claro ejemplo de la apuesta japonesa por el hidrógeno (en ese caso, mediante pila de combustible). Sin embargo, en esta ocasión, el enfoque no se basa tanto en la pura eficiencia, si no en las prestaciones puras. Los motores V8 como el del Lexus RC F parecen tener los días contados, al menos para la mayoría de los fabricantes, pero no para los de Aichi.
Para el desarrollo de este motor V8 de hidrógeno, Toyota ha contado con uno de sus socios habituales, Yamaha. Los de Shizuoka afirman que es posible hacer escalable el motor de hidrógeno, asegurando unas prestaciones prácticamente iguales a las que desarrolla un motor de combustión de gasolina. En este caso anuncian una potencia de 455 caballos a 6.800 revoluciones, y 540 Nm de par motor a 3.600 vueltas. Es decir, datos casi idénticos a los ofrecidos por el Lexus RC F Track Pack de gasolina.
El actual presidente de Yamaha es un firme defensor del hidrógeno como combustible alternativo para los grandes motores. Yoshihiro Hidaka ha expresado: «Los motores de hidrógeno albergan el potencial de ser neutrales en emisiones de carbono mientras mantienen viva nuestra pasión por el motor de combustión interna». Una combinación de dos mundos que puede funcionar, aunque muchas voces se están levantado en contra del hidrógeno por su poca viabilidad para turismos.
Caso similar le ocurre al presidente de Toyota, un firme apasionado de los deportivos y los grandes motores. Ya el año pasado el propio Akio Toyoda participó en una carrera de resistencia japonesa a bordo de un Corolla de hidrógeno, alegando que la mezcla de tecnologías es completamente viable y emocionante. En declaraciones anteriores ha llegado a afirmar que la movilidad exclusivamente eléctrica podría perjudicar a la industria del automóvil, ya que sería incapaz de afrontar la transición sin dejar «víctimas por el camino».
Sea como fuere, la cuestión es que los japoneses están empeñados en salvaguardar los motores térmicos más prestacionales. No es la primera vez que Yamaha y Toyota colaboran estrechamente. La misma jugada se ha repetido varias veces en el pasado, como por ejemplo en la creación y el desarrollo del extraordinario Lexus LFA con su clásico sonido a V10 de 4,8 litros. Ahora la pregunta es clara: ¿llegaremos a ver los grandes bloques salvados por el hidrógeno? Solo el tiempo lo dirá.