Las marcas quieren demostrar que sus coches impulsados con batería son capaces de hacer frente a los mismos retos y calamidades que cualquier coche de combustión. De vez en cuando oímos y hablamos de desafíos imposibles completados con éxito. Nissan acaba de firmar una de las mayores aventuras que se han intentado: cruzar el mundo de norte a sur con un Nissan ARIYA. Tras 10 meses de viaje, la expedición acaba de concluir.
En febrero de este año, Nissan anunció el reto más complejo realizado por un coche eléctrico hasta la fecha. Un viaje desde el Polo Norte al Polo Sur a lomos de un Nissan ARIYA. La expedición, apodada como Pole to Pole, ha contado con las expertas manos de Chris Ramsey, al que podríamos denominar como la versión 2.0 de los grandes exploradores británicos de los siglos XVIII y XIX.
30.000 kilómetros de viaje remolcando un generador eólico para recargar
Sin embargo, durante la aventura no se ha sentido ni un momento solo ya que de forma constane ha contado con la inestimable colaboración de su mujer, Julie Ramsey. La aventura empezó mucho antes de poner en marcha el ARIYA. Ya en 2017, el matrimonio lanzó la idea después de completar el Rally de Mongolia con un Nissan LEAF. Era la primera vez que se usaba un coche eléctrico para afrontar el famoso desafío de 10.000 kilómetros. La marca a superar era mucho más importante. Del Polo Norte al Polo Sur hay nada más y nada menos que 30.000 kilómetros. Miles de kilómetros por tierras inhóspitas que ya de por sí ya son complicadas para cualquier coche térmico.
Con el apoyo de la marca japonesa, el matrimonio Ramsey ha estado preparando el viaje durante meses. Analizando detalladamente la ruta más favorable para lograr el objetivo. El coche ha sido modificado por las expertas manos de Artic Trucks, una famosa empresa preparadora nórdica capaz de alterar cualquier coche para que sea capaz de surcar las gélidas tierras del Polo Norte. A pesar de las apariencias, el ARIYA no ha sufrido alteraciones en su estructura mecánica. Mantiene el motor dual y la batería de 87 kWh de capacidad de fábrica que le permite homologar 525 kilómetros de rango.
Ni qué decir tiene que el viaje no ha estado exento de complicaciones. Para recargar las baterías del ARIYA, el matrimonio ha portado un generador eólico extensible y paneles solares plegables. Se ha aprovechado al máximo el aire y las horas de luz para extender todo lo posible la autonomía gracias a una pequeña central eléctrica propia. Ambos protagonistas se han mostrado encantados tras alcanzar el Polo Sur. Seguro que el matrimonio ya está pensando y preparando el próximo gran reto a completar a bordo de un coche eléctrico.