Durante muchos años, Nissan fue la marca líder en el campo de los coches eléctricos. La compañía japonesa fue referencia con el LEAF, convirtiéndose en el vehículo impulsado con baterías más vendido del mundo. Sin embargo, problemas internos y una mala planificación les hizo perder ese prestigioso puesto en manos de Tesla y otras marcas rivales. Hoy, Nissan pelea por volver a ser lo que un día fue, pero le está costando mucho más de lo esperado. Los japoneses han reconocido que han tenido problemas con el Nissan ARIYA, su eléctrico más avanzado pero ya parecen haberlo resuelto.
El ARIYA fue presentado y lanzado al mercado hace casi dos años en un ambiente negativo. La crisis generada por la pandemia de la COVID-19 no ha favorecido a muchos coches que fueron lanzados en aquella época. A pesar de sus buenos registros, el ARIYA apenas ha tenido presencia en las calles. Es un coche raro de ver. Sus ventas son muy reducidas porque a Nissan le cuesta mucho fabricarlo. La planta de Togichi, donde se ensambla, ha tenido complicaciones con los suministros y la cadena de montaje. Ahora, sabemos cuál ha sido la raíz de semejantes problemas.
La fábrica del ARIYA es el origen de todos los problemas del SUV japonés
Nissan tiene ambiciosos objetivos comerciales con respecto a su flota eléctrica. Necesita producir más y producir más barato. La fábrica de Togichi es la primera en incorporar técnicas y sistemas de última generación que han supuesto un verdadero quebradero de cabeza para los ingenieros de la casa. Tal y como han reconocido los gerentes de la planta a Automotive News, la línea de producción actual está subutilizada, sólo opera a dos tercios de su capacidad total. “Es una fábrica totalmente nueva con procesos totalmente nuevos. Tuvimos muchos vientos en contra”.
Es posible que Nissan haya dejado lo peor atrás, pero ahora tiene que recuperar el ritmo rápidamente si no quiere quedarse más rezagada de lo que ya está. Los japoneses quieren aprovechar lo aprendido y exportarlo al resto de sus plantas para que puedan producir más rápido y un 10% más barato. Los gerentes también han reconocido que están estudiando la técnica del gigacasting, la impresión de grandes piezas de fundición al estilo Tesla. Muchas compañías rivales quieren empezar a usarlo, pero Nissan no ha querido comentar nada al respecto.
De cara al futuro, Nissan tiene planes para expandir la familia eléctrica. Hace pocas semanas corría el rumor de la llegada de un nuevo SUV con el nombre de Skyline. Con respecto al ARIYA, a pesar de ser un buen coche eléctrico, muchos ya lo dan por condenado. Tras dos años a la venta cuesta pensar en que Nissan vaya a revertir la situación y la imagen de un coche que aparece en los catálogos, pero que resulta casi imposible comprar. Veremos si el aumento en el volumen de producción consigue algún tipo de efecto.