Lo sueños de Henrik Fisker por hacerse un hueco entre los grandes fabricantes del mundo parece estar tiñéndose de negro. La semana pasada supimos que la compañía, con sede en Estados Unidos, está atravesando un momento de delicada salud económica.
Las finanzas demuestran debilidad y actualmente el propio Fisker ha cambiado las prioridades de su compañía para intentar atraer nuevos inversores a la familia. La estrategia podría dar resultado. Un gran fabricante ha mostrado un gran interés en la compañía. Nissan podría invertir 400 millones para hacerse con una tecnología que les resultaría vital para rivalizar con otras empresas.
En su momento, Nissan llegó a dominar la industria eléctrica con coches tan atractivos como el LEAF. A pesar de esa hegemonía, los japoneses no supieron aprovechar el éxito y hoy tratan de recuperar el terreno perdido, aunque la situación no les es propicia.
El objetivo de Nissan es lanzar cada vez más modelos eléctricos para así ampliar la oferta actual. Una oferta que, tras el cese de producción del LEAF, sólo estará ocupada por el Nissan ARIYA. El SUV no ha podido conquistar la cuota de mercado que esperaba y, en lugar de acercarse a los puestos de cabeza, Nissan se aleja cada vez más.
Cientos de millones de inversión para aprovechar la tecnología de Fisker
Tras anunciar su delicada situación financiera, Fisker anunció contactos con diversos inversores para así llevar a buen puerto el proyecto del Alaska, la pick-up eléctrica que pretende plantar cara a modelos tan importantes como la Rivian R1T o al Ford F-150 Lightning.
Muchas compañías buscan posicionarse en el incipiente segmento de las camionetas eléctricas y Nissan quiere aprovechar los adelantos de Fisker para recortar fechas. Las conversaciones avanzan a buen ritmo y se prevé que los japoneses extiendan un generoso cheque para no sólo ayudar a la compañía, sino también aprovecharse de sus conocimientos.
Además del gasto japonés, muchos términos quedan pendientes de definir. El plan original de Fisker era iniciar la producción del Alaska en 2026, en la nueva fábrica de Estados Unidos. El acuerdo, desembolso mediante, le permitiría a Nissan construir su propia pick-up sobre la misma plataforma.
Cabe mencionar que los japoneses tienen potentes instalaciones de producción en Estados Unidos, en los territorios de Mississippi y Tennessee, algo que simplificaría mucho la logística y el reparto de componentes si finalmente el acuerdo llega a materializarse. Fuentes internas aseguran que así será, aunque el anuncio todavía tardará en realizarse.
A pesar de las buenas noticias, Fisker no quiere lanzar las campanas al vuelo y seguirá adelante con su estrategia de ahorro. La compañía quiere recortar un 15% de puestos de trabajo a nivel internacional. El proyecto del PEAR, el coche más pequeño y asequible de la compañía, parece haberse detenido en aras de acelerar el ritmo con la pick-up.
A lo largo de estos años la compañía ha firmado numerosos acuerdos de colaboración con grandes empresas del sector, como Magna Steyr, encargados de la producción del Fisker Ocean en la fábrica de Austria. Por el momento, ninguna de las dos partes ha querido hacer más declaraciones al respecto.
