En Europa, aproximadamente el 20% de los vehículos nuevos que se venden son coches eléctricos. Es decir, uno de cada cinco coches no lleva bajo el capó un motor de combustión. Con el precio de la gasolina disparado y sin posibilidades de descender, son cada vez más los compradores que se interesan por un coche eléctrico, que promete un coste de propiedad mucho más económico. Sin embargo, el precio de adquisición, muy elevado a pesar de los programas de ayuda, está ralentizando su generalización.
Por eso, la introducción de modelos eléctricos económicos, sobre todo del tipo de los utilitarios urbanos del segmento B, se ha convertido en un nicho de mercado altamente prometedor. Los fabricantes chinos lo han detectado y ya lo atacan. Los europeos aluden al inconveniente de los altos costes de la batería para lograr precios competitivos en un coche de este precio. Por eso, Dacia ha estado solo hasta la aparición del Citroën ë-C3.
El segmento B de coches eléctricos baratos comienza a crecer
Los conductores tienen razones para considerar seriamente la transición hacia uno de estos vehículos, lo que, posiblemente, aumentará significativamente la cuota de mercado de los vehículos eléctricos en Europa. Además, las nuevas legislaciones europeas y las decisiones que tomen en la UE en relación a los combustibles sintéticos son claves para que Dacia pueda mantener su amplia gama de vehículos de combustión interna hasta 2030.
En 2024 y 2025, el segmento B de los coches eléctricos baratos va a crecer en Europa. Muchos son los fabricantes que ya tienen un producto encaminado: el Renault 5 E-Tech (y también el Renault 4), el Volkswagen ID.2, el Tesla Model 2 o el Ioniq 2. Pero ha sido Citroën el que ha dado el primer golpe sobre la mesa con el ë-C3.
La generación actual del Spring ya lleva un tiempo en el mercado, y ha consumido la mitad de su vida comercial. El ë-C3 es un coche eléctrico algo más caro, pero le supera claramente en cualquier comparativa: más grande, más potente, con más autonomía, más equipado. El Dacia solo tiene a su favor un precio algo más económico, pero se encuentra en una situación de riesgo que hace peligrar su cuota de mercado.
Dacia necesita renovar el Spring: entre el Kiger y el Renault 4 eléctrico
Llegará el momento en el que Dacia tendrá que reemplazar el Spring. Su tamaño, quizás demasiado pequeño, que en algún momento fue una ventaja, podría ahora jugar en su contra. En este escenario, el pequeño rumano tiene una cosa a su favor: el calendario. Su renovación debería llegar justo cuando los demás estén lanzando su producto y, para combatirlo, se presentan dos opciones posibles.
Una opción para Dacia sería electrificar el Renault Kiger, un SUV urbano, originalmente concebido para los mercados emergentes cuyo coste de producción es muy contenido y que parece un donante de órganos ideal. Está construido sobre la plataforma CMF-A de la Alianza Nissan-Renault. Este coche presenta beneficios fundamentales como su tamaño compacto, 3,99 metros, algo superior a los 3,73 metros del Spring y similar al del Citroën ë-C3, que garantiza un espacio interior similar, capacidad de carga y versatilidad.
La desventaja potencial radica en la fabricación en La India, no en Europa, repitiendo la fórmula ya utilizada con el Spring, que tiene su origen en el Renault Kwid indio y, posteriormente, fue adaptado para su versión eléctrica.
Otra posibilidad con la que juega Dacia es reemplazar el Dacia Spring por un vehículo derivado del Renault 4 E-Tech a partir de 2025. La ventaja de esta opción radicaría en la ubicación de la fabricación. Posiblemente, no sería en Francia, pero sí cerca de Europa, en las instalaciones industriales de Dacia en el norte de África.
Además, el espíritu aventurero que se asocia con el robusto Renault 4L, renombrado como un Dacia, se alinea con la imagen que la marca rumana imprime a todos sus modelos. Su desventaja es que tiene un coste de diseño y producción más elevado debido a un mayor tamaño; 4,16 metros.